miércoles, 9 de septiembre de 2009

Lo que el Congreso no se llevó

Hace una semana que finalizó el II Congreso Nacional de Sida en Salta. Mi ciudad fue visitada por profesionales de la salud, laboratorios, funcionarios y por muchísimxs activistas (realmente no sé cuantxs) que hicieron muy diverso principalmente al casco histórico de esta hermosa Salta.
Muy acertada fue la intervención callejera de “Jóvenes con una Misión”, murga que en los semáforos de Av. Belgrano y Balcarce festivamente invitaban a los salteños a realizarse el test de VIH, mucho se habló de ellos…
Quienes investigamos, trabajamos, leemos, escribimos y vivimos con una perspectiva de género realmente pudimos disfrutar del gran acto de visibilización del colectivo LGBT en Salta. La visibilización fue mucha, en lugares neurálgicos de la ciudad y las reacciones no se hicieron esperar.
Desde los cobardes y homofóbicos gritos del mozo de “El Farito” (lugar en el que se podía comer unas muy buenas empanadas salteñas) hasta la colocación de carteles transfóbicosen locales comerciales. La confitería “Balogh” ubicada en Av.Belgrano y Balcarce (a 15 metros de las carpas de lxs activistas!) y su vergonzante cartel de “Futbol VIP exclusivo para hombres”, el cambio del cartel del baño público (sin diferenciación genérica hasta ese dia) ubicado en la playa de Estacionamiento del Super Vea de calle Mitre al 400 que se identificó como para “Caballeros” fueron las reacciones principalmente transfóbicas que pude ver. La Iglesia hizo lo suyo también expulsando a un joven de la Catedral, denuncia que consta en las oficinas del INADI Salta .
Al mozo del Farito hasta lo puedo entender, macho recio criado a los chirlos para ser un machito sin lugar a dudas ni lágrimas, producto de una sociedad homofóbica y retrógrada… Ahora bien, ¿qué le pasó al dueño de Balogh? ¿El dinero cambia de valor si lo usa un “hombre” o lo usa unx trans? Hasta donde yo sé diez pesos heterosexuales valen exactamente lo mismo que diez pesos transexuales, ¿el dinero tiene sexo?. La transfobia del dueño de esa confitería y sus clientes pudo más que el afán de ganar dinero. Una pena. El mismo mecanismo transfóbico llevó al gerente de la sucursal del Supermercado Vea a identificar al baño público como para “caballeros” ¿las damas no hacen pis? En fin … la transfobia atravesó estas actividades comerciales.
Aquí hago pública mi intención de no volver a llevar a nadie nunca más a El Farito a comer empandas (aunque sean las que más se parezcan a las mias que son las mejores de todo el mundo), y si al turquito de Balogh le interesa el dinero de los hombres pues que ellos se lo den. Yo no.
El paso de los estudiantes por las carpas, la cantidad de información recibida, la cantidad de condones repartidos, la sensibilización realizada, la visibilización lograda, más allá de la vergüenza ajena que da un ministro que no sabe leer su propio discurso, de la desorganización, de la elección estratégica de las sedes (divide y reinaras) y de mil detalles más, mas allá de todo eso aún el balance es positivo.
Este Congreso instaló en el habla callejera al VIH, a la prevención, a la necesidad de realizarse el test ... caminantes, taxistas, diareros, vendedores de fruta, policias, estudiantes, profesores, todos, todos tuvieron algo que decir y eso es inmensamente bueno.

Fabiana Funes

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