jueves, 24 de agosto de 2006

Encuentro regional sobre códigos de faltas y políticas antidiscriminatorias: luchas y estrategias

REGION NOA:
“REGULACIONES CULTURALES: CÓDIGOS DE FALTAS, DISCRIMINACIÓN Y REPRESIÓN EN ARGENTINA”

En el marco del último Encuentro Nacional desarrollado en la Ciudad de Rosario, distintas organizaciones que trabajan tanto diversidad e identidad sexual y género, como las que trabajan DESC, acordamos poner en marcha una articulación de trabajo contra los códigos de faltas y contravencionales. Para esto decidimos crear una lista de discusión e impulsar actividades conjuntas. Como parte de este trabajo, y continuando el reciente encuentro en el mes de Julio en Buenos Aires, el Área QUEER Tucumán, IDENTIDAD y ANDHES convocan a un encuentro regional (NOA) de coordinación de estrategias. La jornada se realizará los días viernes 22 y sábado 23 de setiembre en la sede del Circulo del Magisterio de Tucumán, de calle Las Heras 25, en San Miguel de Tucumán.
Temario:
1.- Inconstitucionalidad del Código
2.- Regulaciones culturales, represión y discriminación
3.- Los Códigos de Faltas y Contravencionales en Argentina
4.- El NOA: Tucumán, Jujuy, Salta, Catamarca, Santiago del Estero.

La participación en esta jornada requiere inscripción previa y confirmación ya que las vacantes son limitadas y se privilegiará el activismo y la investigación de intervención. Para inscribirse para participar o por algún trabajo que quieran presentar en las mesas paneles hacerlo al mail: identidad_queer@hotmail.com
Les recordamos que a fines de octubre realizaremos un plenario nacional de organizaciones antidiscriminatorias, de todo el país, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El objetivo de ese encuentro será extender y enriquecer esta experiencia y lograr una agenda coordinada de todas las organizaciones que trabajan DESC, diversidad e identidad sexual y genero; y de derechos humanos.

Convocan:
IDENTIDAD, AREA QUEER Tucumán, Cátedra Libre de DDHH de la Fac. de Filosofía y Letras de la UNT, antirrepreproject, Liga LGBT, ANDHES, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, CORREPI.
Adhieren: Asociación Madres de Plaza de Mayo Filial Tucumán, Yucumanita (Tucumán), IGLHRC, Fundación Jaime de Nevares (Tucumán), ATTTA Red Nacional, Futuro Transgenico, Carne Clasista, ALIT.

Información adicional:
http://areaqueer.blogspot.com

miércoles, 23 de agosto de 2006

Código de faltas de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos

Lorena Cabello, Silvio Méndez, Laura Nuñez, Facundo Ternavasio, Cecilia Volken. Directora del proyecto: Silvia Delfino.


Proyecto “Regulaciones culturales y prácticas antirepresivas y antidiscriminatorias” Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Entre Ríos.


El código de faltas que rige en la provincia de Santa Fe es de 1991. La última modificación está fechada en 2003. Sin embargo, a finales de 2003-principios de 2004, a raíz del asesinato de Sandra Cabrera (militante de AMMAR) en Rosario, se reabre un debate acerca de los artículos que penalizan la prostitución, en la medida en que "sólo sirven para recaudar", para alimentar las economías paralelas de la policía.

Si bien el gobierno disuelve inmediatamente la sección de MORALIDAD PUBLICA, y expresa la decisión de que estos crímenes no queden impunes, inmediatamente se hace foco en el código de faltas de manera específica: se descarta rápidamente la idea de sacar el artículo de manera definitiva (tampoco se pone en cuestión la legalidad de este tipo de códigos) y, junto con esto, se convierte la trama de la economía paralela de la policía en un problema jurídico: "hay que modificar el código porque permite el abuso policíal", como si se tratara de casos aislados de "corrupción policial".

El debate pasó a centrarse en "el problema de ese artículo del código" desplazándose de la denuncia del sistema extorsivo y esclavista de las economías paralelas de la policía, que era precisamente lo que cuestionaba Sandra Cabrera. Así, no se cuestiona -ni por parte del estado ni, en este caso, de las organizaciones de la sociedad civil como gremios y organizaciones de ddhh de la provincia- el código de faltas en su integridad. El estado no va a cuestionar el Derecho, pero especialmente los códigos de faltas que son instrumentos punitivos ilegales porque castigan como delitos conductas que no lo son. En este sentido actúa "desconociendo" el código penal aunque en coordinación con este); tampoco es cuestionada la institución policial. El asunto es formulado como “bárbaro crimen” cometido por los policías de la sección MORALIDAD PÚBLICA ("que ya fue disuelta"), ejemplo de uno de los bolsones de corrupción que horadan la Institución, cuyo accionar estuvo favorecido por uno de los artículos del código de faltas: el que pena la prostitución.

El diario La Capital señala lo que sería "la crítica más fuerte" contra los artículos que sancionan la "prostitución escandalosa", el "travestismo" y la "ofensa al pudor". Esta crítica "más fuerte" sería, según este diario, la que tilda a aquellos artículos de inconstitucionales porque "las conductas a reprimir no están detalladas expresamente en el Código", por lo que la pertinencia de su aplicación según los casos quedaría "librada al humor del policía que detiene". En este caso, sólo bastaría con detallarlas con mayor cuidado.

De esta manera, la queja por la imprecisión termina convirtiendo lo que es la denuncia del sistema de recaudación explotador constitutivo de la institución policial -esto es, del estado-, en un reclamo de mayor claridad en la definición de las conductas castigables.

Citando como antecedente el caso de Miguel Duarte[1], el diario La Capital confirma el drasticismo de las medidas y contribuye también a formularlo de este modo. "En abril de 1998 otro crimen desencadenó un drástico cambio en la policía provincial. Fue cuando Miguel Duarte..." [http://www.lacapital.com.ar/2004/01/30/policiales/noticia_71792.shtml]

Más tarde, en los dichos del subsecretario de seguridad, estos "bolsones de corrupción" adquieren el carácter de sistemáticos y corporativos: "La idea es que quien trabaja bien no sea conducido u obligado a hacer cosas por sistemas corporativos corruptos". Se mantiene sin embargo el binomio policía bueno/policía malo, de modo que el carácter de sistemático y corporativo es formulado tanto por los funcionarios del gobierno como por el diario, como un atributo más -igual que el de "corrupción"- de los "bolsones" en tanto tales, aunque estos bolsones incluyan al jefe de la policía de la provincia: "Los policías de Robos y Hurtos habían montado una farsa, avalada por el jefe de la policía de Santa Fe, al dar cuenta de un suicidio." [mismo diario, misma edición con respecto al caso DUARTE]



RASTREO HISTÓRICO DEL CÓDIGO DE FALTAS

Los materiales con los que trabajamos en este rastreo son:
+ Reglamento de Policía Urbana y Rural de 1864
+ MANUAL DE INSTRUCCIÓN PARA AGENTES DE LA POLICÍA de 1923
+ Código de Faltas, 1949 y sus modificaciones
+ Código de Faltas de 1991 y sus modificaciones


El 29 de agosto de 1864, la Cámara de Representantes de la provincia de Santa Fe decreta la aprobación del Reglamento de Policía Urbana y Rural. Este es uno de los antecedentes más antiguos que tenemos del actual código de faltas. Por lo general los rastreos que parten del actual código suelen conducir a leyes aisladas que prohíben el juego; pero en tanto cuerpo de reglamentaciones que definen el poder de policía del estado provincial sobre las conductas de los civiles, es el Reglamento de Policía el antecedente más antiguo que encontramos y, precisamente, en los albores del Estado Nación.

Si bien es cierto que aquí podemos reconocer algunas de las figuras que están presentes en el actual código contravencional, el Reglamento define la conducta de la policía (como lo hace hoy la Ley Orgánica de la Policía), en cambio los códigos de faltas especifican las conductas de los civiles.

En este reglamento ya se definen las faltas abuelas de las del actual código y se interviene sobre áreas que permanecen en él de modo diferente: la fuerza de trabajo, la circulación de mercancías, las organizaciones o modos de agrupación no autorizados de civiles (definidas como “que atentan contra el Estado”), los medios de producción, la propiedad, el ocio. También, aunque de modo diferente, el mundo se organiza en orden/caos, tranquilidad/escándalo.

En el actual código el travestismo es definido como una falta “contra la moral y las buenas costumbres” mientras que en el del ’49 esta conducta era especificada por la ley como “contra la fe pública”, se sancionaba el engaño y se lo equiparaba a, por ejemplo, hacerse pasar por un profesional que no se es, imprimir falsos billetes, etc.
Leíamos en el ’49 que ubicar el travestismo como una falta contra la fe pública, lo definiría como una conducta “engañosa”, como “alguien que se viste de quien no es”, aunque sí con el eje en la sexualidad, el mayor acento es aún puesto en la vestimenta, equiparado al disfraz (es ubicada esta práctica junto con la adivinación del futuro por ejemplo). En el Reglamento (1864), en cambio, no se hace aún alusión a la sexualidad: “SEGURIDAD. DISFRACES. art. 10. Toda persona que sin permiso policial usare disfraces por las calles en las horas de la noche, pagará una multa de cinco a diez pesos, sin perjuicio del juzgamiento a que diere lugar, sino se le sorprendiere en un designio culpable”. Así, lo que se reprime en el disfraz –como en la máscara- es la dificultad para identificar al individuo en cuestión.

En este Reglamento es reprimida también la “mendicidad” y la “vagancia”, pero puesta en relación con el control sobre los trabajadores, en la medida en que, el mismo, faculta -obliga- a la policía de asegurar el control de la fuerza de trabajo en las relaciones jornalero/empleador, peón/patrón, etc. En lo que respecta a SEGURIDAD: “MENDIGOS. Art. 22: La Policía llevará un registro de los individuos de ambos sexos que con sus miserias y achaques no pueden ganar la vida sino librados a la caridad pública, y les dará una tarjeta con un sello que los autorize para mendigar”. No está penada la práctica de la mendicidad: se la controla, vigila, reglamenta, etc. Está formulada como una ‘obligación’ de la policía el llevar un registro.

En la parte SEGURIDAD hay muchas referencias a la relación laboral y a la regulación de la fuerza de trabajo. Esta seguridad, orientada claramente a la constitución del Estado nación y de la Argentina como un “mercado confiable”, se especifica en el material del Reglamento de la Policía como relación conflictiva entre el Estado y la sociedad civil. Si bien para hablar de sociedad civil tenemos que pensar, precisamente, en mercado confiable y Estado constituido, la existencia misma de la policía y del Reglamento que produce categorizaciones de sujetos, está dando cuenta de una relación conflictiva y de la violencia en que consiste el orden. “El orden” es un proceso conflictivo de cambio y actividad permanente, es todo lo contrario a la tranquilidad. Bajo el título “Allanamiento de domicilio” el artículo 8 menciona entre los motivos por los cuales la Policía puede “visitar” un domicilio -y hacerlo de noche- el de evitar la consumación del crimen de “rebelión contra el Estado”. En esta parte (SEGURIDAD), el Reglamento también incluye disfraces, armas, pólvora, combustible, jornaleros, mendigos, ebrios, vagos, pendencias, animales de trabajo (perros, caballos, vacas) y carros.

Así, estas prácticas, que en la fundamentación del Código de Faltas del ’49 son reprimidas en nombre de las tradiciones y costumbres “de la gente”, parecen no ser tan generalizadas y el mismo da cuenta de quiénes entran en la categoría “gente” y quiénes no, precisamente a partir de la represión de determinadas conductas.

En los artículos del Reglamento de Policía Urbana y Rural de 1864 que están bajo el título JORNALEROS, se pone en relación el empleo del tiempo de trabajo y del ‘otro’ de modo de regular las actividades en torno a una relación ‘salarial’: la relación patrón/jornalero o patrón/peón patrón/sirviente: “art. 19: El peón o sirviente que deserte de la casa de su patrón, retirándose del trabajo, debe ser perseguido como vago, excento en el caso en que obtuviere licencia por causas de enfermedad ù otras semejantes y por el tiempo que ellas duren.” También la policía lleva adelante un registro de los peones y sirvientes a jornal, otorgándoles una especie de matrícula donde consten “su ocupación y el patrón a quien sirven”. Esta matrícula se renueva una vez por año.

También es interesante ver de qué modo aparece en este reglamento, en los códigos de faltas y en la ley orgánica de la policía, la relación del estado con los menores.
En el título COSAS ROBADAS se formula la noción de sospechoso en relación al trabajo, los chicos y la propiedad: “art. 28: El que comprare a sabiendas cosas robadas o halladas o cualquier especie de objeto de persona sospechosa, de sirvientes, hijos de familia y mendigos, o que pudiendo no las retuviese en su poder, dando cuenta a la Policía, será puesto a disposición del Juez competente, además de pagar seis pesos de multa, así como el que las recibiere u ocultare.” Son los que trabajan, los que se resisten a trabajar, los chicos y los insurrectos aquellos con los que el bloque dominante formula una relación conflictiva.

No es que el Estado o el Mercado excluyan a los pobres, los campesinos, indios, gauchos, negros, mujeres, chicos... sino que, precisamente, los incluyen de este modo. El Estado está regulando las condiciones en que las personas se van a incorporar, constituir y relacionar con el Mercado como fuerza de trabajo.

También entre los alteradores del orden que este reglamento produce están los niños grafiteros: “art.27: A los que se encontraren en las calles rayando paredes o a los niños que tiraren piedras, jugaren desordenadamente en las calles o se reunieren en los atrios de los templos con ocasión de óleos, o molestaren de otro modo al vecindario, se les arrestará, y sus padres o aquellos de quienes dependan, pagarán dos pesos de multa, y en su defecto, serán destinados por la Policía a algún útil trabajo personal, que no sea público y que no pase de dos días”.



En el Manual De Instruccion Para Agentes De La Policia de 1923 ya encontramos las conductas que serán tipificadas como contravenciones en el posterior Código de Faltas. Igual que en el viejo reglamento de la policía, este manual sigue haciendo referencia al obrar policial respecto de diferentes conductas, no sólo de los “vecinos”, sino también de los funcionarios públicos.

La definición de delito que hace el manual es “Es delito toda acción u omisión penada por la ley”. Es bastante difícil de distinguir el delito de la contravención, puesto que ésta es definida como “toda infracción a las ordenanzas policiales o municipales y a las leyes o decretos nacionales y provinciales cuyo cumplimiento y penalidad haya sido encomendado a la policía.” Una contravención es lo más fácil de hacer.

El manual detalla algunos delitos, sólo “los más comunes”: homicidio; infanticidio; instigación al suicidio; aborto; lesiones; duelo; disparo de armas de fuego; agresión con armas; abandono de personas; prostitución o corrupción; imágenes; objetos o publicaciones obscenas; exhibiciones obscenas; detención privada; ejercicio ilegítimo de la autoridad; sustracción de menores; violación de domicilio; contra la libertad de trabajo y asociación; contra la libertad de reunión; robo; etcétera [hay que observar que “violación” no está entre las conductas que se le señala a los policías como “delito”]. Hay algunas figuras que después vamos a encontrar en el código de faltas del ’49, pero con una forma distinta. La prostitución al parecer hasta entonces era un delito, pero es importante señalar cuál es la definición que hace este manual de “prostitución o corrupción” y se centra en las figuras de “el autor” y “la víctima”: “Comete este delito el que con ánimo de lucro o para satisfacer deseos propios o ajenos, promoviere o facilitar la prostitución o corrupción de menores de edad, sin distinción de sexo, aunque mediare el consentimiento de la víctima”. En relación a los mayores de edad esto último es cambiado por “mediando engaño, violencia, amenaza, abuso de autoridad o cualquiera otros medios de coerción.” Ante esto, se recomienda “una de las primeras medidas que debe adoptar el agente en presencia de un hecho de esta naturaleza, es substraer a la víctima a la influencia del autor y demás individuos de su condición.” Lo que aquí es asociado a la “corrupción” y distingue al autor de la víctima, vamos a encontrarlo ya en el ’49 como dos contravenciones diferentes, que se mantienen hasta hoy: prostitución y rufianismo. Quien antes era “la víctima” ahora es “autor”.


La sanción del Código de Faltas del año ’49 fue argumentada como un modo de acabar con la arbitrariedad de los edictos policiales, ya que la represión de las faltas se sostenía desde el reglamento de policía de 1864.
Para garantizar la libertad, se sancionan leyes y se codifica la represión de las conductas: “Esta carencia de un régimen contravencional adecuado ha venido provocando lógicamente, por fuerza de las circunstancias, que se tratara de suplirlo mediante el recurso de decretos y edictos policiales, de índole diversa, a menudo contradictoria y, en estrictez, de discutible legalidad, con el agravante de quedar en manos de la misma autoridad que sanciona la falta el juzgarla dentro de un procedimiento que, preciso es reconocer, no reúne, siquiera medianamente, la elemental garantía de ser oído antes de condenado, cualquiera fuere la condición del presunto culpable.”

Así, la sanción del Código de Faltas viene a acabar con esta arbitrariedad policial.
Esta arbitrariedad es desplazada al código mismo, bajo la figura del sospechoso que quedaría a criterio del policía en cuestión.

En el libro III “De las Faltas y sus Penas” se fundamenta el derecho positivo sobre un “sentido común”, una especie de ley de la costumbre. Eso sí, de “las costumbres” de un sector, en la medida en que a su vez reprime lo que el propio código llamaría “las costumbres” de otro sector.

El código de faltas actualmente vigente en la provincia de Santa Fe fue sancionado en el ’91 y actualizado por decreto con todas las modificaciones sufridas en esa década en el año 2003. En él se atienden a las numerosas leyes que en sus artículos, desde 1991, definen y redefinen las conductas contravencionales.

Si bien la facultad de la policía de detener por averiguación de identidad no se desprende del código de faltas sino de la Ley Orgánica de la Policía, ésta justifica dicha acción en figuras del Código de Faltas como “vagancia”, “prostitución escandalosa”, “travestismo”, “conducción peligrosa” (de motos y bicicletas), “ebriedad”, etc.

En el año 2004, en la zona de los boliches de la ciudad de Santa Fe, la policía de la Unidad Regional I detuvo a más de 900 personas apelando distintas figuras del Código de Faltas en vigencia: “ebriedad”, “escándalo”, “desorden en las filas”, “conducción peligrosa”. Los menores, fueron detenidos en comisarías bajo la enigmática figura de “falta de control”.

En 2006, entre el 16 y el 26 de marzo, la policía arrestó a más de 370 chicos “Son todos menores que van desde los 6 a 18 años. 118 cometieron delitos contra las personas o contra la propiedad; mientras que a los otros 260 se los detuvo para poder ponerlos a resguardo”. El argumento de las detenciones fue “para proteger a los chicos que vagan sin ningún control por la ciudad y están en riesgo permanente.”[2]


Los artículos que generan actualmente mayor polémica son los que reprimen la sexualidad y la prostitución y, si leemos los debates en torno al asesinato de Sandra Cabrera, vamos a encontrar claras voces que definen a la prostitución como un trabajo. En este caso, la pelea contra este artículo particular del código se libra en nombre del derecho. Del derecho al trabajo. No se cuestionan ni la existencia del propio código, ni las condiciones en que la prostitución se constituye como medio de vida para en las actuales condiciones de pobreza.

En el código del ’49 se entendía que era una falta el “travestismo”, y se la incluía entre las faltas “Contra la Fe Pública”. Era un inciso del artículo 64 “Explotación de la credulidad pública” y se le imponía un “arresto hasta cuatro meses o multa de hasta mil pesos”: “Al que en la vida diaria se vista y se haga pasar como persona de sexo contrario”.

El código del ’49, en “Contra la moralidad y las buenas costumbres”, capítulo “Contra la decencia pública”, artículo “Ofensas a la moral”, entendía que ameritaba hasta veinte días de arresto “La mujer que, sin el certificado policial de buena conducta y la correspondiente autorización, se emplee en cafés, dancings, cabaretes, tabernas, despachos de bebidas y posadas que sean a la vez ambas cosas.”

La prostitución era reprimida, también como falta contra la moralidad y las buenas costumbres, en el artículo 67 “Prostitución escandalosa y homosexualismo” [prostitución y homosexualismo están juntos, travestismo está con interpretación del futuro]: “Se aplicará arresto hasta treinta días a la mujer que se ofrezca públicamente o provoque escándalo, y a las personas de ambos sexos que, en lugares públicos o en locales de libre acceso, hagan manifiestamente proposiciones deshonestas u ofrezcan relaciones con prostitutas. La pena podrá elevarse hasta dos meses de arresto si las proposiciones o incitaciones fueran dirigidas a un menor de 18 años.”

En el actual Código se mantiene el “escándalo” y es retirado el “homosexualismo” como categoría; aparece el dinero (o su promesa) y no es mencionada “la mujer”. Se mantiene el “quantum” de la pena y la falta sigue sin ser “excarcelable”. Este artículo sanciona la prostitución callejera, la de los lugares públicos: la del “escándalo”. Lo que se reprime es la visibilidad y, a diferencia del ’49, la transacción comercial.
El Comité Coordinador del proyecto Rosario, Ciudad de Derechos Humanos se reunió para tratar el tema ‘Derogación de los Artículos del Código de Faltas de la Provincia de Santa Fe sobre Prostitución y Travestismo’. Analía Aucía, abogada e integrante del Comité y del CLADEM-Argentina denuncia el carácter discriminatorio de este artículo del código, que pone el acento en el escándalo, en la medida en que cae sobre los sectores pobres por la práctica de la prostitución callejera.

Este, como la mayoría de los artículos del código de faltas, está en estrecha relación con lo que especifica la Ley Orgánica de la Policía de la Provincia (1975). En el capítulo II “Funciones de policía de seguridad”, función que, según la propia ley, “consiste esencialmente en el mantenimiento del orden público, la preservación del delito” (art. 8), uno de los incisos del artículo 9 determina que a la policía corresponde “k) Velar por las buenas costumbres en cuanto puedan ser afectadas por actos de escándalo público. Actuar en la medida de su competencia para impedir actividades que impliquen incitación o ejercicio de la prostitución en los lugares públicos”.


Las experiencias concretas de las travestis en estado de prostitución con la policía dan cuenta del modo en que es usado el Código de Faltas, primero para la extorsión, luego para justificar el encarcelamiento de las personas y su persecución.



CÓDIGO DE FALTAS DE LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS

En octubre de 2004, la Cámara de Diputados de Entre Ríos, dio media sanción a un nuevo Código de Faltas provincial. La nueva legislación pretende que se castigue una serie de infracciones que no son consideradas delitos. Con esta norma, aspira a sustituir la antigua ley de Contravenciones de la Policía. En este sentido, el Código otorgaría a la fuerza policial un amparo legal para poder intervenir “de oficio” para inculpar y detener a los incriminados, así como la atribución de instruir sumarios.
Entre otros puntos oscuros del proyecto, es que no podrá ser aplicada la libertad condicional y que el lugar de detención de los infractores serían las comisarías.
Alarma asimismo, que el carácter de algunas de las faltas que son tipificadas, pueden llevar a múltiples y arbitrarias interpretaciones para su aplicación.

Entre otras “infracciones”, la reglamentación sancionará: “intranquilidad pública”, “ofensa al pudor”, “aprovechamiento de menores para la mendicidad”, “riesgo por espantar animales” e “hipnotismo peligroso”.

El nuevo régimen juridico plantea reemplazar la vieja ley provincial n° 3.815 de Contravenciones de la Policía. La idea de que este régimen pueda quedar sin efecto, era eliminar el poder extrajudicial que le es conferido a la policía. Pero lo sorprendente es que el nuevo Código de Faltas aprobado por Diputados, otorga de facto la potestad y dominio a las fuerzas de seguridad para interpretar y establecer la ley.

En los sombríos términos de la letra del nuevo Código, se agazapa la arbitrariedad policial y el nervio político que la vertebra.
En su articulo 5°–“Elemento Subjetivo”–, establece que “El obrar culposo (sin intenciones) es suficiente para que se considere la falta”.
Según expresaron los diputados que impulsan la legislación (tanto del oficialismo –PJ-como de la oposición –UCR) el Código de Faltas tiene como argumento fuerte constituir una instancia para “prevenir y anticipar” situaciones que puedan desencadenar en hechos de violencia o llegar a constituir delitos, cuando la condición sustancial de esta legislación es profundizar una marcada tendencia a policializar y judicializar conflictos.
La rápida respuesta de los legisladores para regular los conflictos sociales sobre una invocada demanda de tranquilidad y seguridad por parte de la sociedad, no hace más que desnudar cómo se obturan los modos políticos del debate institucional-estatal sobre las condiciones y modos en la que interviene la justicia y la policía hoy día, que en ningún momento son puestos como elementos indispensables para esta discusión.

Respecto a las prácticas y luchas entabladas contra este tipo de legislación en Entre Ríos, el abogado por la Liga de los Derechos del Hombre Regional Paraná, José Iparraguirre, manifestó que la organización en principio se dio en torno a derogación del artículo 40° de la ley de Contravenciones de la Policía. Esta discusión comenzó hace unos 15 años desde la Liga a partir de las denuncias recibidas por las mujeres en estado de prostitución y travestis, cuando se las asistía para sacarlas de la Comisaría 5ta de Paraná –lugar donde se las encarcelaba periódicamente–. En ese entonces, se realizaban los Operativos Moralidad a través de la División Investigaciones de la Policía, apoyándose precisamente en el artículo 40° que penalizaba la prostitución de personas adultas y la corrupción de menores de 18 años, estableciendo multas que iban de 5 a 30 días de arresto.

A partir de esta situación, se emprende una campaña para reforma de la legislación, trabajando sobre la autovaloración de las mujeres y travestis (agrupadas en DEPI), y se organizó el Primer Encuentro por la Identidad Sexual. En esos años, hubo una presión muy fuerte de la Iglesia. Paralelamente, durante 1999 y 2000, se trabajó con AMMAR y CTA en actividades que consistían en denunciar y plantear el problema en la prensa.
Entre los fundamentos jurídicos que se esgrimieron en esta pelea, se puso en evidencia que, si había una razzia que derivaba en detenciones con sanciones de 5 a 30 días de arresto e intervenía el Jefe de Policía (en nombre del Poder Ejecutivo) juzgando y condenando, existía una usurpación de facultades propias de la Justicia y, por ende, una violación de la Constitución Nacional (en relación a su carácter tripartito). Iparraguirre se preguntó también que, si en la “falta” hay un partícipe necesario “¿por qué se sanciona sólo a la mujer o a las travestis? ¿Por qué regular el trabajo de las mujeres y las travestis, por qué fijar penas, normas, reglamentaciones?”.

En esta línea, durante el período 1995–1999 se apelaron las sanciones impuestas por el artículo 40°, que tras un arduo proceso de acciones y luchas, fue derogado en el año 2000, aunque persiste en vigencia el cuerpo general de la norma (ley provincial n° 3.815).

ENTREVISTA a travestis y mujeres actualmente nucleadas en AMyT Santa FE
04 de mayo de 2005

Valeria: con todas es así. A todas nos tratan mal. Lo que pasa es que yo tengo un carácter que a mi no me gusta que me pase nadie por encima. Ya bastante sufrimos cuando éramos chicos. Como un caballo sufrí mirá, me fui de mi casa, sufrí tanto, no me voy a dejar pisar por la policía. Me gustaría que me traten bien. Yo soy un ser humano.
Marisa: ellos salen todos los días y todos los días tenés que salir. Todos los días. Si ahora no nos han llevado porque corremos. Vemos una camioneta y shuuung salimos. Imaginate, yo como como como y nunca engordo. juajau. Que no te quepa duda. Si ellos pasan todos los días y vos estás descuidada, te agarraron y chau.

- y cómo es el derrotero?

M: una vez que te agarran te llevan a la comisaría. Te desnudan –o no?
V: sí, te desnudan entera.
M: te revisan las carteras, te hacen sacar todo. to-do.
V: y te tratan y te destratan. No todos, obvio, pero la mayoría te llevan por delante, te tratan mal.

- y por qué te dicen que te llevan?

V: artículo 83. Antes era “prostitución y vagancia”, ahora es “travestismo escandaloso”.

- antes de qué?

M: antes de que pase lo de la chica de rosario (SANDRA CABRERA)

- antes de que se desarme MORALIDAD PÚBLICA?

M: eco le qua
V: y ellos te ponen que vos estás haciendo escándalo, que la vestimenta que llevás es muy escandalosa

- y quiénes son los que te llevan?

M: el Comando Radioeléctrico
F: sabés cuál es la última? nos van a agarrar con el positivo y la multa va a ser automáticamente en el momento. 50 pesos. Y, si no están automáticamente los 50 pesos en el momento, el tipo se come la misma condena que vos.
C: Lo que pasa es que quieren... no pueden lograr las mismas cosas que tenían hace un par de años.

- qué es el positivo?

F: es cuando te agarran con el cliente y el cliente dice que es verdad.
C: yo iba a trabajar a la zona centro, a dos cuadras de la terminal de ómnibus, y tenía que pagar la esquina semanalmente lo que la policía me pedía. A MORALIDAD PÚBLICA y a la seccional primera. Si pagabas no te llevaban. Pero tenías que hacer la plata para pagarles a ellos, si no hacías la plata para pagarle a ellos te llevaban. Como que ellos te incentivan a que uno lo haga.

- y eso cuándo cambió?

C: no, eso cambió cuando LORENA RODRÍGUEZ hizo la denuncia cuando la golpearon a ella. Acá en Santa Fe en la zona centro. Cuando ella hizo la denuncia ahí la jefa de policía levantó el permiso que no nos pudieran levantar más, que fue ese tiempo que nosotras nos quedamos tranquilas y podíamos trabajar tranquilamente que la policía no nos molestaba porque no nos podía llevar. Moralidad no nos podía llevar, la seccional no nos podía llevar. Ahora con esto no se qué vamos a hacer.

- en qué época fue eso?

C: hace un año atrás. Ya no existía moralidad.
M: LORENA RODRÍGUEZ es la que denunció al comisario que está en la 8ª
C: ella tiene un hijo y tuvo que estar con custodia policial porque la amenazaban. Pero a ella no más, porque ella había hecho la denuncia. Parecido al caso de SANDRA CABRERA, el mismo caso, nada más que este fue recuperable porque fue denunciado y fue público, por los medios de prensa y un montón de cosas. Pero si no hubiera sido público este caso hubiera pasado lo que le pasó a SANDRA CABRERA. Exactamente lo mismo. Nada más que LORENA tuvo el coraje y la valentía de denunciar lo que estaba pasando.

- y ella sola?

C: no, denunciaron varias chicas, pero después para presentarse a declarar ya no iban. No se presentaban por los temores, a parte por las amenazas que recibían cada una.
Y ahora lo que vos decís -a F- debe ser cierto, porque ya no nos pueden sacar más plata, entonces van a querer agarrarnos con un positivo para sacarnos 50 pesos aunque sea.
F: Pero en vez de sacárselo al tipo directamente, en vez de hacer todo eso, tendrían que hacer una multa, que cuando a vos te agarren con el tipo entonces que sea menos... y listo

- pero no tienen por qué multarte

C: a parte la prostitución viene de la época de Cristo! no es de hace un año dos años que está la prostitución. Ahora, si el gobierno nos quiere dar un trabajo digno, no un plan social, estamos de acuerdo en dejar la prostitución... la mayoría! Pero necesitamos un trabajo digno, no necesitamos un plan social, porque un jefe de familia con un plan social no se mantiene.

- y cuándo volvió a las andadas la policía?

M: el mes pasado. Yo hace tres semanas fui detenida por el comando radioeléctrico como ya te dije, que fui golpeada brutalmente cuando me subieron a la camioneta. Después a las dos semanas ya me llegó la primera citación, que consiste en cinco días de arresto.
V: al arresto creo que lo están dando domiciliario porque no tienen penal todavía o comisaría para nosotros.
M: no, a la alcaidía vamos. La K cayó tres días... dos días le dieron
V: también tenemos que hacer algo para que no vayamos...
M: Pabellón Rosa
C: estamos detenidas por faltas, nos llevan en un carro de asalto, nos conectan con presos que no tienen por qué ponernos. Nos ponen en rueda de presos.

- es que no es un delito

C: no es un delito ser homosexual y no es un delito ejercer la prostitución. Para ellos sí porque tienen todos el decreto de prohibir.
M: a parte te esposan como procesado, y te pasean todo el tribunal esposada, como si fueras una delincuente.

V: como si fueras un procesado, procesado mal.
M: en esta citación que tengo no me puedo rectificar porque yo tengo fotos y todo sacadas. Porque después me dicen... como me vas a decir que no sos vos si acá estás vos.
F: con todo el mundo es igual y a esto habría que solucionarlo hace rato, lo que pasa es que había falta de unión entre nosotras. Nosotras somos una para la otra, entre nosotras tenemos que alcanzarnos el vaso de agua porque si entre nosotras no nos alcanzamos el vaso de agua nadie de afuera va a venir a alcanzarnos el vaso de agua.

- que pasó hace un mes? cambió algo?

F: porque fue todo una cosa del gobernador. Si vos hiciste una ley es para que se cumpla y no porque vos seas gobernador tenés que hacer con la ley lo que vos quieras. Ya para empezar ahí ellos ya están mal, porque ellos tendrían que haber seguido eso. Y otra, nosotros dormimos la jugada, porque nosotras tendríamos que en ese momento, en ese año que tuvimos, ese año sabático, habernos movido, ir a la legislación y hecho un montón de cosas. No lo hicimos, nos dedicamos a otros glamoures de nuestras vidas. Digo yo, ahora que nos aprieta el zapato nos vamos a mover, pero... El gobernador le dio poder a la legislación... a los concejales... el concejal se la tiró al tribunal, el tribunal ahora se lo tiró a la policía.

- y a esto por qué creen ustedes que lo reactivaron hace un mes?

C: porque el juez VALLI -es el actual juez de faltas- le dijo a la jefa de policía ¿qué pasaba con la prostitución en santa fe? preguntó si no había más prostitución porque él hacía un año no tenía más faltas. Entonces la jefa de policía tuvo que levantar la autorización que hizo hace un año atrás para que nos volvieran a llevar detenidas a todas.
M: pero te lleva el Comando, no las comisarías
V: no, comisaría no levanta, Comando es el que levanta.
C: a mí me levantó el Comando Radioeléctrico.
V: los mismos milicos de la comisaría te dicen: no hay órdenes.
C: y de dónde vamos a sacar dinero para pagar una multa. Sí o sí tenemos que comernos el arresto, porque yo pagarles una multa por algo que no es delito... no lo voy a hacer. Prefiero comerme un arresto y no pagar una multa. Una, que no la tenemos...
F: a parte, te van a buscar la vuelta para engancharte con el positivo
C: yo creo que acá los legisladores tendrían que buscar una solución para esto... y hace rato la hubieran tenido que buscar, antes de ir a sentarse a la legislatura a calentar el asiento. Porque acá tendrían que legalizarla de una vez por todas, dar una zona roja y poner a las prostitutas, travestis, mujeres –las que ejercen la prostitución- con libreta de sanidad en la vía pública. Si una no tiene la libreta de sanidad, que no pueda ejercer la prostitución. Es la única manera de buscar un medio para resolverlo.

- y por qué una zona roja?

C: y sería mucho mejor una zona roja en Santa Fe a que este... porque el problema está que en todos lados hay gente trabajando: en la puerta de un político hay gente trabajando, a dos cuadras de la casa de gobierno hay gente trabajando...

- cuál es el problema?

F: bue, yo: dos cuadras de la casa de gobierno. A una cuadra de la legislación trabajo.
F: lo que pasa es que toda la vida fue: Aristóbulo, Avenida Freire y... Blas Parera. Pero ahora está: en General López... por todos lados
V: sí, ahora por todos lados
F: que vos antes ibas al centro y no veías a nadie

C: te tienen que dar una zona roja para que digan bueno, que no molesten a la sociedad que está dentro de la ciudad. Que no molesten a la Iglesia, a lugares públicos. Hay gente trabajando en la esquina del hospital
F: lo que más molesta es el rejuntadero. No hay que rejuntarse, no hay que pararse tres o cuatro en una esquina.
M: a mí hasta ahora no me han molestado ni me han llevado
F: la cuestión es no hacer rejuntadero. Te tenés que parar una en cada esquina. Porque lo que pasa es que nosotras nos quedamos charlando y empiezan las carcajadas, las risotadas. Y los vecinos -claro- empiezan a quejarse porque encima que pasa por ahí...
M: uno tiene que ser conciente que hay gente que trabaja también.
F... tentás a la gente... además, de a uno no van a parar porque por ahí es muy raro que te pare un cliente cuando hay muchas. Llamás la atención más a los grandes grupos de hombres y esos son los que gritan, los que vienen con la música alta, los que te tocan bocina, los que dicen “ey che no se hagan las lindas vengan para acá” Y nosotros ya los despertamos, con el ruido de los tacos, más los bocinazos, más los ruidos de las puertas, más los gritos de los tipos... te podés imaginar que si vos te tenés que levantar a las seis de la mañana y un loco, gritandoté “vení puto estás divino mi amor!” Claro, vos te levantás y le metés un garrrrotazo por degenerado a él y por disfrazado al otro!
JUAJAUAJUA
claro tac tac tac los taquitos!
F: claro, viste que los vecinos te lo dicen...
M: jua jua te lo dicen sí. Pero re bien la mujer, porque salió y nos lo dijo bien.

- y alguien tiene experiencia de otras décadas?

F: yo tengo hasta de los ’70. ay de terror! claro, de los ’70 de la dictadura. Que acá tengo cerca el Distrito Militar. Yo tengo una compañera que es fallecida ahora, que salíamos las dos. Y encima te pelaban en esa época. Entrabas divina con el pelo por acá y salías... pelada!! Sabés qué te decían?: “por higiene”.

- y usaban los edictos policiales?

F: no, ahí era ir con el primero que pasaba. Ahí pasaba uno, y estaba malcogido de la noche anterior con la mujer: CHUK! chau, fuiste. Y por ahí no te daban tiempo a decir cosas. Te metían una patada en el culo... yo tengo todos los borceguíes del ejército acá. Te lo juro. Claro, yo he baldeado sangre de muertos, he visto sacar mujeres arrastrando después de un parto, he sacado placentas... acá, en el Distrito Militar. Yo era una criatura. Y la otra... ella quedó... encaminó para otro lado. Pero yo quedé también media... quedamos muy shockeadas con el tiempo. Hasta el día de hoy, hay cosas que no puedo superar. Vos estás de un lado así, y dicen “ustedes dos vengan a baldear”, entonces tenés que arrastrar con todos esos tachos, con todo qué se yo... demorás. Y empezás a sentir gritos desgarrrradores, pero gritos desgarradores de personas que te das cuenta que se están desgarrando. Y todo eso. Y después de un rato se calma todo eso y que sí, que no, que es tuya que es mía que va uno con cosas para acá, con cosas para allá, que puntos que entran, puntos que salen. Después “bueno, ahora te toca limpiar acá”. Entrás así y son las camas de hierro... te podías encontrar sangre sola, o podías encontrar cordones umbilicales, placentas, un montón de cosas. Había elementos de tortura también. Yo aprendí ahí a ver lo que es un elemento de tortura, yo te torturo a cualquiera y a mí no se me cae la pestaña. Y se cómo hacerlo. Y todo esto acá, a 400 metros. Todo esto era todo patrullado. Yo he visto sacar acá no más, a mitad de cuadra, vivían dos docentes y una mañana sentimos ruidos así de autos. Y yo, de buena chusma que es una se sale a la vereda. Sabés lo que es, la agarraron a ella así arrastrándola de los pelos amordazada, como si fuera un trapito. Y al marido también. Nunca más se supo. Los hijos aparecieron, pero aparecieron en otra provincia. Todas cosas así. Como que ya he vivido demasiadas cosas como para estar tolerando todavía demasiadas cosas en una democracia. Ya lo aguanté en una dictadura, me entendés. A mí me enerva y te llena de impotencia cuando no podés llegar a decir o a hacer cosas. Cuando estaba el Storni: Storni juez y Storni obispo. Los dos eran una sola médula. Y ellos fueron los que hicieron el desastre santafesino. Entre los dos Stornis. El arzobispado queda enfrente del Tribunal, ellos decían “haz lo que yo digo mas no lo que yo hago”.

- y el paso de la dictadura a la democracia cómo fue?

F: ahhh una liberación! ahí empezamos a viajar, a salir con peluca, con tacos, con plataforma!!
juajauajaua
F: ay! pantalones que ahora son Oxford y antes eran pata de elefante o qué se yo. Y todas esas cosas jajaja. Claro y los bombillas ajustados con las mostacillas todo así, unas locas. Andábamos todas muy Bob Marley. JUAJAUAJAU llenas de binchas, el que no corría una vaca corría un... cebú. Era la liberación el principio de los ’80.

- y después cuándo volvió?

F: y nop, más o menos fue siempre porque nunca... se aflojó más bien a nivel de condena... no acá en Santa Fe, pero en otros lugares...
M: no, del ’84 en adelante... hasta el ’90 daba Storni.
F: claro, pero acá. Lo que pasa es que yo rotaba en mi vida por distintas provincias. Y ahí es cuando yo me fui, cuando Storni empezó a dar hasta los tres meses.
M: hasta cinco meses!

- de cárcel?

M: sí, en la comisaría acá en la 2ª. Por el Código de Faltas.
F: Es más, él te daba más condena de la que decía el código.
M: porque a él y al hermano se les cantaban los huevos. Vos salías a la calle, estabas parada en una esquina. Paraba una camioneta, se te bajaban, te ponían la Itaka en la cabeza y te tiraban arriba de la camioneta. Y no sabías si volvías o no volvías. (1984) Te llevaban a la comisaría, de la comisaría te pasaban a Tribunales y él se paraba en la puerta del juzgado de faltas y te hacía... con la mano.
F: vos creías que te saludaba!
M: sí, y eran cinco meses!! nunca eran cinco días, dos días. Entonces estaban todos ahí en el patio y el seguía: cinco... tres... dos y medio... uno. Adentro, así. En Tribunales. Y después en la 2ª.

- y esto hasta qué año?

M: y... hasta el ’90 ’91. Y ahora está Valli, que cuando entró nos daba tres días, dos días. Imaginate, de cinco meses a dos días!!! El juez más benévolo que tuvimos.
F: a parte él está fijándose que son gastos inútiles que le estamos dando a la provincia. Somos gastos inútiles: nos tienen que pagar el traslado, los sellados, los papeles, el personal, la estadía del hotel cinco estrellas, agua caliente, una custodia adicional a nosotras porque nosotras no nos podemos juntar con ningún otro detenido. Así que de última él le está ahorrando plata a la provincia. Por suerte! porque si no...
M: de última al juez nunca le vemos la cara, nosotras le vemos la cara al secretario.

- ah, con el juez no hay contacto?

M: no, por ahí las primeras caídas. Pero después al juez nunca vos lo ves, firmás con el secretario.
F: es como todo, vos tenés que tener tu personal de confianza porque no podés estar tomando caso por caso. Si, así y chau, andá no más tranquila. Y más vale que te llevés azúcar, yerba, todo. Antes salíamos con el bolso. Andaba con carteras grandes porque yo iba: con una frazada enrollada, con el termo, azúcar, yerba, una toallita de mano, jabón, la pasta dental. Todo me llevaba. Era una loca. Me llevaba ropa interior, todo. Yo llegaba, sabía los días que me iba a quedar, así que tiraba mi frazadita. Me acostaba...
JUAJAJAU
... divina, yo tenía para higienizarme y con ese mismo jaboncito yo me lavaba la ropa interior, la colgaba. Divina.
M: Antes era que cada tres caídas te citaba el juez. Ahora es la caída y te cita el juez.
F: claro, era acumulativo. Ahora no. Ahora cada caída es una causa.

- y esto cada cuánto pasa?

M: depende de cómo corrás
F: depende de cómo quiera la policía, porque eso no pertenece al juzgado, pertenece a la policía.
M: pero depende de cómo corrás también.
V: si vos sos bestia para correr te llevan, jep!
M: ah si, no tenés que ser bestia para correr.
F: claro, yo cuando veo que vienen así... me pongo contra la pared tin tin tin tin cuando encuentro una puerta –viste que están metidas para adentro- beem finita quedé. JJJJJJ Te sube la adrenalina, llegás a tu casa y no te podés dormir. Porque estás a mil, te querés acostar y estás así mirando el techo. Ni loca de dormirte. A parte que después ya salís atemorizada, vivís atemorizada, vivís alterada porque todo eso te altera. Y todo eso influye en tu relación social, en tu relación familiar, de pareja. En tu relación de amistad siempre quedás como eléctrica. Como susceptible a que cualquier palabra, cualquier gesto, cualquier mirada puede ser un estallido. jejeje, entonces como que ejerce mucha presión psicológica.
M: te pegan un grito de afuera y vos ya estás temblando. Te hacen una chacota no más: “alto policía!” y ya te morís de un infarto.
F: claro, aterrizás mal. Estás viajando y aterrizás mal. No, si no es fácil.
V: la belleza cuesta. jajaj
C: yo considero que ahora es peor que antes. Porque antes por lo menos caíamos y era diferente.

- antes de qué?

C: hasta hace un año y medio atrás era diferente, a las de ahora que yo pasé es totalmente diferente.

- en qué notás la diferencia?

C: y, en la atención de la policía. Cómo nos tratan... como si fuéramos...
M: están entrenados, están preparados de otra forma
F: ellos los mentalizan
C: son estos jovencitos, los nuevos, que salieron de la escuela y se quieren llevar todo el mundo por delante

- o sea que para vos los jóvenes son peores que los viejos policías?

M: no, porque ahora está el gordo. Te llevó el gordo a vos? El jefe del Comando. A nosotros nos llevó el jefe del Comando, que es un gordo de cabellito enrulado que lo obligaba al milico a decir que estábamos vestidas de mujer. Se ponía con la mesita a hacer la nota, y le decía al milico:
-está vestido de mujer?
-y, no
- chau! –lo echaba al milico nuevo.
llamaba al otro y le decía:
-está vestido de mujer? –claro, el otro de miedo a que lo eche le dijo:
- sí, está vestido de mujer.
Y no tenía nada de mujer, y le hizo figurar que estaba vestida de mujer.
El tipo, en sí, es un discriminador.

C: Yo hace un año y medio atrás cuando caí en la alcaidía, no tenés idea de los tratos que recibí en esa primera caída después de un año y medio. Muy discriminativo, la policía muy bruta, muy seria. Como si fuéramos personas que estamos robando, que matamos.

- y te golpean?

C: en esta caída sí me golpeó el policía. En la vía pública, para subir a la camioneta, me tiró arriba de la camioneta como si fuera una bolsa de papas, así sin explicaciones, nunca me preguntó si tenía documentos ni nada. En la cartera yo tenía el documento de identidad, nunca me pidió nada. Me trató como quiso, y como yo me resistí al arresto me tiró adentro de la camioneta como si yo fuera una bolsa de papas, me golpeó la cadera y la espalda.

- hay diferencia de trato con los varones, las mujeres y las travestis?

M: no, a nosotras nos están molestando. A las mujeres no las molestan casi, porque tienen doble trabajo ellos. Las tienen que llevar a la comisaría, identificarlas, transmitirlo al Tránsito. Buscarlas, llevarlas a la comisaría, darles la libertad ahí. A nosotras no, nos tiran adentro y chau. Lo que pasa es que sí o sí nos tienen que dejar en un calabozo para nosotras solas a parte.
V: y a veces no lo hacen.
F: a veces te puede tocar un calabozo grande y estás cómoda, pero a veces somos seis en un calabocito así.
M:... pero hay mugre, botellas con orín... hasta podés encontrar regalitos de navidad.

- y con los taxi boys?

M: yo jamás vi que los molestaran. Nunca los llevaron presos. Jamás. Y hacen el mismo trabajo que nosotras. Y peores.

[da vuelta el caset]

C:... de disfrazarme, de pintarme, de ponerme unos tacos y salir a la vía pública a hacerme unos pesos. Hay padres de familia que no, que encuentran la solución más rápida en ir a robar, y a esas personas el juez las perdona, y le da resolución, y le da libertad condicional, y a nosotras no nos dan ni la cuarta parte de lo que a ellos le dan. Entonces qué tenés que ser? Delincuente. Tenés que ser delincuente o tenés que ser violador, o tenés que ser asesino. Yo, de mi parte, necesito que la policía me tenga un respeto, porque somos seres humanos, como cualquiera. Y, si vamos al caso, del 100% de los hombres, el 99,5 son homosexuales, y son padres de familia. Te lo digo yo que estoy en este trabajo hace diez años. Tengo 21, desde los 11 años que trabajo, y los conozco muy bien. Jefes, jueces, curas, de todo. Todos salen a buscar sexo con travestis: jugadores de fútbol, periodistas.
F:... los políticos.
C: y qué pasa? Ellos dicen cuando están en cámara “los travestis son esto, y esto y lo otro.” Y cuando están con las cámara apagadas, somos las mejores, somos las que mejor les damos las relaciones sexuales en la cama. Y por eso te buscan.

- y ustedes estaban pensando en una forma de agremiación?

C: si, es bastante importante que a partir de una reunión, de algo que hagamos en común, más nos unamos y salgamos a defender nuestros derechos como homosexuales y como seres humanos, porque como seres humanos se han olvidado nuestros derechos para nosotros que somos homosexuales. Y tenemos los mismos derechos que todos, que un juez, que una persona “normal” como quieran decirlo entre comillas. O sea que nosotros tenemos que armar nuestra propia marcha y llegar a la casa de gobierno, hacer lo que hicieron en Paraná, hacer huelga, hacer quilombo. Pero al quilombo no podemos ir yo y ella, porque nos matan a golpes y nos ponen una condena. Pero qué pasa? Nos reunimos 5, 10, 15, después se van. Decimos, salimos de la casa de F y vamos todos a la casa de gobierno que está a cinco cuadras... nos reunimos todas acá... hay arriba... más de 100 travestis, más, en Santa Fe. Y vienen 15. No hay que quedarse callada, ya demasiado que estamos pasando, demasiada humillación que pasamos por la policía. Si hay arriba más de 100 travestis no podemos ir 15. Todas dicen, no por miedo a la represalia, no por mi familia, no por fulano, no porque va a ser peor. Nadie está acá en Santa Fe capacitado para enfrentar lo que tiene que enfrentar. Todas queremos trabajar libremente sin que la policía nos moleste. Pero nadie más que 15 van a las marchas. O dicen “yo pongo mi firma (yo me llamo L. M. B.) yo pongo mi firma para que se legalice.” Firman todas. Cuando se tienen que presentar todas las que firmaron van 15, que son las que tienen los cosos bien puestos. Después no va más nadie.
M: Pero F. iba a hacer un papel para mandar a la Legislatura y vamos a firmar todas, sin presentar la cara. Así era el trato. Una vez que entrara el papel a la Legislatura ahí vamos a ir todas las que queramos ir.

_ y el papel qué va a decir?

M: y... pidiendo que se vean los códigos de faltas y después nosotras íbamos a checkear por el otro lado para la policía. Esa era la idea.
C: una construcción de las faltas, un código nuevo para las faltas. La policía, y los jueces y el gobierno tienen que analizar todo este caso porque: una, yo de mi parte ya estoy cansada de caer presa, estar en comisarías, compartir celdas con presos varones (por más que yo sea varón, pero yo tengo tetas)

- y cómo es el trato ahí?

C: no, si vos caes y tenés que compartir la celda...
M: ... depende en la celda donde caés y cómo caés. Porque nosotras vamos a cumplir todas a Alcaidía ahora. En la Alcaidía está lleno de hombres que hace tiempo que... Entonces imaginate, al saber que hay una marica. La marica qué tiene: tetas, anda medio de mujer y empieza el griterío, los dramas... y no podés estar ahí.

C: nosotras, como que esto siga así, necesitamos un lugar como el Tránsito, que sea exclusivamente para travestis...
M... sí, pero nunca lo vamos a tener nosotras
C:... es un derecho que nos merecemos

- su derecho es que no las lleven

C: sí, pero si el Código de Faltas quiere seguir en pie que nos den un lugar como el Tránsito de Mujeres, que sea para travestis exclusivos, no que haya varones presos que tengan antecedentes por robo, por violación. Porque vos entrás como marica, y si en un pabellón hay 20, 15 vagos, y si te quieren pasar los 20 o los 15 te pasan. Porque la policía ahí adentro no hace nada, ni a un animal lo largan así como nos largan a nosotras.
M: nosotras en la vía pública nos estamos cuidando de las enfermedades, nos estamos haciendo los controles, estamos cumpliendo con el régimen de los controles, esto, lo otro. Las trabajadoras sexuales cada tres veces con controles.

- qué controles? médicos?

C: controles médicos, cada tres meses: HIV, sífilis, RVL, todo lo que tiene que ser. Cada tres meses por ser trabajadoras sexuales.

- y hay zonas de la ciudad donde sea más jodido el tema de la policía?

M: no, yo creo que...
V: bueno, ponele que no es libre la prostitución, como hacían antes, que te llevaban cuatro veces al mes y quedabas dos días. Eso está bien. Bah, no está bien pero por lo menos es más accesible. Te acordás que te presentabas sola?

- cuál sería un fundamento válido para que les cobren multa?

M: que no está legalizada la prostitución
F: no hacer gasto a la provincia!! que ellos dicen que están quebrados, que no tienen plata para nada.

V: sí, que la multa sea trabajo beneficiario: que nos manden a un comedor público...
M: porque no es legalizada la prostitución
V: menos el travestismo
F: como nos quieren sacar plata de todos lados, eso es con lo que no estamos de acuerdo.
M: la prostitución tendría que legalizarse, para las mayores. Pasando de los 20 para arriba. Porque hay pibas de 13, 12 años trabajando en la calle. Hay nenas de 12, 13 años trabajando en la calle, para ellas no tendría que existir la prostitución libre.
C: yo creo que en ese caso, si la policía encuentra a una persona de 13 años ejerciendo la prostitución automáticamente tiene que quitarle la tenencia a los padres y mandarla a un juzgado de menores hasta la mayoría de edad. Si por más que salga, pero si está en la casa de la familia, a los dos días está de vuelta ejerciendo la prostitución.
M: sep
C: y eso va a pasar siempre. Porque yo fui menor y trabajé como prostituta y caía y mi mamá me sacaba, y a la media hora estaba parada en la esquina como si no hubiera pasado nada.

FL: y vos trabajabas porque tu mamá te mandaba?
C: nooo
M: de puta no más
C: de puta! una, por viciosa al dinero; otra, que de chico pasé hambre. Yo dije bueno: tengo una cierta edad, me siento hábil para hacerlo
V: después se te hace costumbre
M: no es que se hace costumbre, es como un hábito que la lleva
V: no, porque de qué vas a vivir M.?, una está acostumbrada a vivir bien, una está acostumbrada a comer bien...
C: a mí no me gusta que me falte nada. Pero si no salgo no tengo nada tampoco.
F: y qué te vas a comprar con un plan trabajar? con un plan social que te da el gobierno no podés mantenerte.
M: yo tengo una criatura criando
C: tenés que mandarlo a la escuela, tenés que vestirlo, tenés que darle la mejor educación, si el nene tiene que viajar tenés que pagarle los viajes... y él no puede cumplir sus sueños porque vos no puedas trabajar, tiene que tener los mismos sueños que todas las criaturas.
FL: y hasta qué edad piensan trabajar?
F: hasta que nos den las tabas
JUAJUAJAU
C: mirá, el cuerpo tiene que aguantar hasta que vos quieras que aguante. Hay personas, con todo el respeto que se merecen, que tienen edad y siguen trabajando igual. Con un cuerpo excepcional y un espíritu como de una persona de 20 años.
V: mirala a aquella: M. arriba de los tacos!
jauajajauajau
V: no, yo en buenos aires he conocido personas de hasta 70 años.
C: yo tengo una meta, yo quiero trabajar hasta lo que yo quiera llegar y después yo dejo y pongo un negocio o algo así. Pero el gobierno no te da cómo vivir, y la sociedad menos. Entonces tenés que tener 70 años y estar parada en una avenida trabajando.
M: es lo que hablábamos en casa
C: ni el gobierno ni la sociedad, y la sociedad somos todos nosotros...
V: a parte nos gusta vivir bien, no nos gusta prohibirnos de nada, porque hay gente que sí, que no come huevo para no tirar la cáscara. Con una cebolla te cocinan tres comidas.
F: yo no como con 5 pesos.
V: nopF: yo me muero si tengo que comer con 5 pesos.
[1] Duarte fue torturado y asesinado en la seccional de la división “Robos y Hurtos” de la policía de la provincia en la ciudad de Santa Fe en 1998. Por este asesinato fueron condenados por homicidio calificado a cadena perpetua tres policías. El asesinato de Miguel Duarte motivó la disolución de dicha división. El fallo fue apelado por la defensa y en septiembre de 2004 la Cámara de Apelaciones de Santa Fe recaratuló la causa con la figura de “Imposición de tortura seguida de homicidio culposo” atenuándole las penas a los policías condenados.
[2] Diario UNO, 29 de marzo de 2006

Regulaciones políticas: identidad, diferencia y desigualdad. Una crítica al debate contemporáneo

Regulaciones políticas: identidad, diferencia y desigualdad. Una crítica al debate contemporáneo

Flavio Rapisardi


En Sexualidades Migrantes/Género y Transgénero, Diana Maffía (comp.), Feminaria, Buenos Aires, 2002
I.- Introducción
El problema de la identidad en clave neoliberal

En su libro "Capitalismo y libertad", Milton Friedman afirma, antes de concluir con su reflexión sobre la relación entre "libertad política" y "libertad económica", que el mercado constituye el mejor modo de regulación social y política, ya que es capaz, por su "impersonalidad", de separar el campo de las opiniones y de las nociones de "bien" (sostenidas por identidades particulares), de las actividades económicas, lo que garantiza la igualdad de acceso y de oportunidades a todas las minorías. Esta distinción, sostiene, constituye una respuesta al conflicto planteado en la gramática política de las sociedades del presente[1].
Ahora bien, estas afirmaciones no son novedosas, en tanto su opinión se ubica dentro de un debate entre las variantes del liberalismo y de la socialdemocracia[2].
Lo interesante de la reflexión de Friedman, cuestión que tomaré como dato indicial a partir del cual reconstruir el tema que pretendo abordar, es la afirmación final con la que cierra esta especie de meditación derivada, pero no menos importante, en tanto pretende dar respuesta, antes de cerrar su argumento sobre la relación entre libertad y mercado, a modos contemporáneos de conflicto. Allí asevera Friedman: "los enemigos del mercado libre, es decir, comunistas y socialistas, han procedido, de modo predominante, de los grupos minoritarios".
Aquí cabe preguntarse si esta relación entre minorías, articuladas en función de "políticas de la diferencia" y anticapitalismo es una construcción paranoica de Friedman o si este pensador fue capaz de pensar modos de relación, ya sean estructurales o contingentes, entre conflictos, en torno a la "diferencia" y a la "desigualdad"[3], y entre el orden de las determinaciones y el de las significaciones, cuestiones ríspidas hasta para muchos teóricos marxistas "tradicionales"[4].
En esta comunicación pretendo abordar el problema señalado por Friedman, aunque con un objetivo distinto. A saber, me referiré a las propuestas de regulación social y política en las sociedades actuales, en relación con el tema de las identidades como configuraciones y sus reclamos de derechos, ubicando esta problemática en el marco de las profundas desigualdades de clase, con la finalidad de, posteriormente a la distinción y crítica de las propuestas paradigmáticas del debate contemporáneo sobre las identidades, exponer algunos cuestionamientos que permitan: a) pensar alternativas teórico-políticas a las conceptualizaciones sobre la relación entre las categorías de "desigualdad", "diferencia" e "identidad" en la teoría política, b) tratar de señalar el carácter meramente formal y enmascarador de la propuesta liberal y c) deconstruir algunos usos triviales del discurso democrático por parte del multiculturalismo[5].
Para esto propongo una intervención en dos momentos. En primer lugar reflexiono sobre la relación entre las categorías que constituyen el problema. Y, en segundo término, trabajo, a modo de ejemplo, sobre los efectos político-teóricos de un conflicto material/simbólico desarrollado en la Ciudad de Buenos Aires, en torno a la sanción de un código de convivencia urbana. Cabe aclarar que esta exposición no consiste en un análisis "empírico" del conflicto planteado, sino que solamente se trata de señalar las rearticulaciones entre las nociones de identidad, diferencia y desigualdad en los debates y discursos sostenidos por los sectores en pugna, en donde se delinearon claramente las perspectivas que abordo.
El presente trabajo se inscribe en el campo reflexión de la teoría democrática contemporánea, en tanto tomo como problemas a las concepciones del debate actual sobre sujetos políticos[6].

II.- Lo político: identidades, antagonismo y regulaciones. El debate contemporáneo y una vía crítica
Es claro que "lo político" es entendido de diversos modos según el paradigma utilizado como enfoque. Sin embargo en los debates sobre teoría política contemporánea existe una especie de "acuerdo tácito" de considerarlo como aquella instancia común-regulativa que debe fundarse y operar sobre identidades que conforman un espacio fragmentado, es decir, el "espacio social". Desde el pensamiento político conservador hasta los argumentos neoliberales, y su justificación funcionalista de las distintas formas de estratificación y distinciones culturales, la teoría política contemporánea reconoce el carácter fragmentado de un "plano de inmanencia" sobre el que "lo político" debe instaurarse[7].
"Lo político", en tanto "instancia común-regulativa", persigue la fundación o construcción (sinónimo de constitución), sobre ese plano fragmentado irregularmente, de lo que los griegos denominaban como el "vivir juntos" (tou suzen)[8]. Es alrededor de este problema en donde se produce el quiebre del "acuerdo tácito" entre los debates de la teoría política contemporánea. En este sentido, me interesa retomar a la "crisis de la política" que aparece planteada como crisis en torno a los modos de concebir e instaurar, como sostiene Rawls, una "base públicamente reconocida" común, como sustento de la regulación, desde la cual fundar una serie de principios para organizar las instituciones y que se constituya, a su vez, en el "punto de vista" desde el cual elaborar axiologías críticas o justificatorias de las prácticas de gobierno[9].
En el debate citado encontramos, esquemáticamente, dos posiciones sobre este problema. El universalismo que propone la creación de un "consenso superpuesto" entre las distintas nociones de la "buena vida", en una sociedad democrática definida como "cooperación entre ciudadanos", y el comunitarismo que aborda esta "diversidad"[10] con espíritu celebratorio y propone una "cooperación asociativa" en la que se distingan bienes y principios justificatorios de los modos de distribución entre particularismos[11].
A pesar de esta distinción en los enfoques, universalistas y comunitaristas coinciden en un punto: en el de partida, que está constituido por la idéntica cualificación de la "diversidad" sobre la que instauran "lo político". La diversidad es considerada como un producto o resultado de la "alteridad", de la coexistencia de identidades culturales sustantivas definidas de manera previa, es decir ambas perspectivas hipostazian, esencialmente o culturalmente, distintas identidades[12]. Esto se pone de manifiesto en distintos debates entre las perspectivas en cuestión, siendo el más paradigmático el que aborda el espinoso tema de la constitución del "yo", que es, para ambas corrientes, una condición previa al tema central del debate político: el de la conexión entre "yoes", es decir, como sostiene el propio Walzer, el tema del "patrón de relaciones sociales". En este debate, ambas perspectivas se distinguen por sus consideraciones sobre el ideal presocial (universalistas) o socializado (comunitaristas) del sujeto. A pesar de esta distinción, se coincide en que el sujeto de la regulación política, sea este presocial o postsocial (y sus combinaciones posteriores), siempre precede, ya constituido y con una identidad sustantiva, a los patrones de relación reguladores que instaura la política[13]. Para las teorías citadas las identidades culturales sustantivas compiten por el "reconocimiento" en el marco de la necesidad de establecer criterios igualitarios de distribución en un ámbito de diálogo neutral (liberalismo) o en el espacio de un Estado instaurador de un régimen de tolerancia multicultural hacia la fragmentación (comunitarismo).
Cabe señalar aquí que los enfoques citados apenas tematizan sobre la estratificación clasista o a lo sumo se la considera como "función" de otra instancia, como ser la etnicidad. El liberalismo oblitera la diferencia y desdibuja la desigualdad en su afán de establecer un plano neutral de negociación; y el multiculturalismo comunitarista la considera como un tipo especial de "diferencia cultural" o, como ya dije, como mera "función" que imposibilita los distintos dispositivos de tolerancia al producir una radicalización de la diferencia cultural[14].

El debate contemporáneo entrampa, a mi entender, a la "política de las identidades diferenciales" o "política de las diferencias" en una consideración "meramente cultural", en tanto exige las dos cuestiones planteadas: a.- considera a la existencia de identidades culturales sustantivas y preconstituidas como pivotes de las regulaciones políticas, y b.- relega y divorcia el problema de la desigualdad, enmascarándolo detrás del reclamo identitario (cultural). Por esto, es a partir de estas cuestiones que debe replantearse la posibilidad de repensar un proyecto crítico que ponga en crisis la limitación señalada. Este "enfoque" hace necesario internarse en los debates en torno al esquematismo y las limitaciones de algunas teorizaciones sobre la relación entre el "orden de las significaciones" y el "orden de las determinaciones materiales". Los intentos de repensar esta relación es uno de los ejes aglutinadores de los debates de los denominados Estudios Culturales.[15]
En relación a estas consideraciones, Judith Butler abre un espacio de revisión cuando se pregunta: ¿es solamente una cuestión de reconocimiento cultural cuando las sexualidades y las identidades no-normativas son marginadas y descalificadas, y cuándo estas reclaman derechos?[16] Este cuestionamiento, y los debates que implica, delinean una postura crítica, en tanto se busca deconstruir la visión reductiva de lo "cultural" que se apunta contra la denominada "política de la diferencia" y en tanto se propone recuperar la dimensión material presente articulada por toda "identidad"[17].
Una perspectiva crítica exige, entonces, desmantelar lo que las tradiciones políticas que aquí abordamos adoptan como punto de partida, y que confinan a la "política de la diferencia" a una reductiva versión de culturalismo: proponer identidades sustantivas y preexistentes, distribuidas en un mapa social, que se autodeterminan como pivotes de un régimen regulativo que las considera como partes constitutivas de un plano de inmanencia inalterable sobre el que debe operar. Contra esta posición, si abordamos al "régimen de la diferencia" que rige al "mapa social" no como un derivación-reflejo de identidades pre-constituidas, sino como articulación específica de modos jerarquizantes de reparto, y a las "identidades" como "configuraciones" producidas a partir de los antagonismos articulados por el régimen operante, se podrá corroer los intentos de encorsetar las "políticas de la diferencia" en el acotado campo de las propuestas identitarias de las propuestas políticas del debate contemporáneo. Esta operación teórica no consiste en la simple inversión de las propuestas de la denominadas "políticas de la identidad", sino que se funda en la crítica a la misma noción de identidad como "lugar sustantivo de autentificación". En esta perspectiva, el "antagonismo"[18] se constituye en la herramienta clave que permite reconsiderar a la "política de la diferencia" como proyecto crítico dentro de la tradición de lo que se da en llamar como "teorías de conflicto", que se inscribieron en el ámbito de esta política entrados los años '70 y que, no accidentalmente, pasaron al olvido a partir de la extensión de los modelos liberales/socialdemócratas, universalistas o comunitaristas, que postulan identidades como fragmentaciones previamente constituidas y sustantivas sobre la que se deben operar los regímenes de regulación política en función de reclamos que deben ser negociados según el esquema demoliberal[19].
Desde esta perspectiva, las "configuraciones" que articulan conjuntos de reclamos no remiten a comunidades homogéneas, previas y sustantivas, sino a los antagonismos que las articulan como "configuraciones materiales en la cultura"[20] y que se pueden constituir, en función de prácticas de especificación, en formas de lo que Silvia Delfino define como "experiencia de la desigualdad"[21]. Esto es lo que Simmel expresó cuando sostuvo que "los intereses en la diferenciación son de hecho tan importantes que en la práctica producen diferencias donde no existe una base objetiva que las sustente". Es decir, las configuraciones, en tanto articulaciones de operaciones antagónicas y de poder, nunca remiten a comunidades homogéneas, sino a intereses políticos en discordia y en tensión que se articulan culturalmente en "experiencias" culturales comunes de desigualdad. En esta línea podemos ubicar los análisis de clase tanto de E.P.Thompson como de Raymond Williams cuando historizaron la lucha de clases en Gran Bretaña como "procesos complejos de constitución de experiencias formuladas a partir de modalidades culturales"[22]. En este sentido la "cultura" puede ser historizada como una superficie en la que se inscriben y articulan las condiciones materiales de la "experiencia" como campos de conflictos hegemónicos. Desde esta posición se tematizan las configuraciones como fenómenos históricos, como modalidades articuladas culturalmente en la "materialidad de lo social", en función de distribuciones materiales y simbólicas inequitativas, y no en función de la existencia de decálogos identitarios que nunca reflejan, como pretenden, una "experiencia autentificadora"[23], sino más bien enmascaran la ubicación relativa y jerarquizada conferida desde el "exterior". Para sintetizar, en este enfoque "alternativo", se desarticula la idea de identidad atributiva, en tanto se la reconsidera como una instancia crítica del antagonismo en un régimen inequitativo de regulación, en donde desigualdad y diferencia se ligan de manera no residual[24]
Un ejemplo es la "identidad genérica" (femenina) como pivote de una regulación de la sexualidad que se vincula con el modo de producción, en tanto exige a la heterosexualidad obligatoria y a la familia como requerimientos sistemáticos de las formas sociales aptas para la reproducción de las relaciones sociales hegemónicas, al menos del capitalismo clásico. Por esto, la etnia, la orientación sexual, el género y cuestiones etarias se pueden constituir en un modo de la lucha de clases, entendida esta no como "contradicción estructural", sino como enfrentamientos a los modos de dominio, autoridad, control, propiedad y reparto. En este sentido, la "proliferación" y no la mera "diferenciación multicultural", llevan, como sostiene Fabricio Forastelli, "a revisar los sistemas y organizaciones de la autoridad en el terreno político y cultural" en tanto articulan y hacen interactuar "registros culturales" (sentimientos, sentidos, etc.) y "registros políticos" que exigen el reordenamiento de lo social y de las instituciones[25].
A la pregunta de Butler podemos retomarla y darle una respuesta en función de lo aquí tratado. Las luchas organizadas en torno al género (mujeres), la "identidad" de género (travestis, transgéneros y transexuales) y a la orientación sexual (lesbianas, bisexuales y gays), entendiendo a estas instancias como configuraciones, es decir, como puntos de articulación y procesos, son "sociopolíticas" y no "meramente culturales", en tanto cuestionan los modos de dominio político, lo que significa conexión, entre lo civil, lo cultural y lo económico. Los modos en que los antagonismos y las configuraciones que los articulan devengan puntos nodales de una red más amplia dependerá de circunstancias contingentes e históricas que se determinarán en función de experiencias y condiciones también específicas, no olvidando que la lucha de clases constituye una determinación en un campo de múltiples determinaciones. Así, estas configuraciones no se ubican en un campo de la pura indeterminación, sino, por el contrario, su especificidad alcanza la materialidad de las "experiencias" de la desigualdad[26].
¿Qué exige a las propuestas de "regulación política" esta rearticulación, en función del antagonismo, de las nociones de "identidad", "desigualdad" y "diferencia"?. A partir de esta rearticulación, "lo político" no queda delineado ni como un ámbito de reconciliación para un market de "identidades registradas" ni para sujetos abstractos previos a las mismas relaciones políticas, sino como la instancia en la que se deben operar las identificaciones crecientes y constantes en función de los antagonismos en relación con condiciones concretas en el campo social.

III.- Código de Convivencia Urbana de la Ciudad de Buenos Aires: diferencia, desigualdad e identidad en los debates sobre el espacio público
A partir de lo hasta aquí abordado podemos analizar el conflicto en torno al Código de Convivencia Urbana (C.C.U.) de la Ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de reflexionar sobre el modo en que se rearticularon las nociones tematizadas en los debates generados en función de la nueva normativa.
El C.C.U. se propuso como una alternativa a los Edictos Policiales, que eran reglamentaciones anticonstitucionales que aplicaba la Policía Federal sobre lo que se denomina, aun hoy, figuras contravencionales. Antes del Código, vestir con ropas del sexo opuesto, incitar al acto carnal en la vía pública y otras tantas cuestiones eran consideradas contravención, por lo que la policía actuaba como juez de primera instancia y detenía, anticonstitucionalmente, a las personas por períodos de hasta 24 horas.
Un conjunto de factores, que no abordaremos aquí, determinaron la modificación de esta normativa. Los movimientos de minorías y algunos organismos tradicionales de derechos humanos bregaron, desde la apertura democrática, por la derogación de estos edictos, en función no sólo de su inconstitucionalidad, sino también porque estas figuras eran utilizadas como excusas para prácticas de cohecho contra travestis, lesbianas, gays, inmigrantes y otras minorías.
Pero en función del tema que nos ocupa, otro motivo aceleró la conversión de la vieja normativa en una regulación obsoleta. A partir de la autonomización de la Ciudad de Buenos Aires, en su estatuto se estableció la no discriminación por género, raza y orientación sexual. Es decir, el Gobierno de la Ciudad se comprometió a la no discriminación en sus ámbitos de incumbencia.
El nuevo código, aprobado, en primera instancia, por la totalidad de los/as legisladores/as porteños/as, fue absolutamente garantista y eliminaba una infinidad de figuras contravencionales como las antes citadas. Luego de esta sanción se abrió un fuerte debate, en el que la mayoría de los medios de comunicación, el gobierno nacional, los partidos de derecha y las cooperadoras policiales con el apoyo de algunos vecinos se opusieron a la reforma, en tanto, argüían, debilitaba el poder de la policía, pero no frente al delito, sino frente a una práctica social: la prostitución.
¿Cuál fue el carácter conflictivo que articuló la desregulación de la práctica en cuestión? A mi entender, la relación entre instancias de diferencia y de desigualdad en dos colectivos sociales se encuentran en estado de prostitución. En primer lugar, la casi totalidad de la comunidad travesti condenada por la discriminación a la prostitución como única fuente disponible de trabajo, y un importante grupo de mujeres.
Comprender los modos y el contenido en que este debate se articuló haría necesario analizar no sólo los discursos en pugna, sino también el complicado juego de competencias institucionales que esta reforma abrió. Sin embargo, como mi objetivo sólo es analizar las articulaciones entre "identidad", "desigualdad" y "diferencia" en los debates, me limitaré al planteo de la discusión en torno al género y la identidad instalado por la reacción a la reforma en cuestión.
Esta discusión se configuró en los medios de comunicación, en los "cabildos" de vecinas/os convocadas/os para discutir la nueva reglamentación, al interior del colectivo feminista y entre los colectivos de minorías. Por cuestiones de economía y por su carácter condensador, me voy a centrar en las argumentaciones centrales esgrimidas en el debate por los colectivos identitarios que se articularon en torno al género por los dos colectivos directamente afectados por las reformas conservadoras: travestis y mujeres en estado de prostitución.
Las travestis porteñas operan políticamente desde hace nueve años y constituyen uno de los colectivos más dinámicos entre los movimientos sociales. La noción de "identidad de género" fue incorporada, alrededor de los años '90, por una segunda generación de activistas. Leemos en el trabajo "Transgeneridad: la construcción/deconstrucción de nuestra identidad" elaborado por Lohana Berkins, activista del grupo Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual: "Elijo la palabra travesti porque es importante resignificar el término con el cual se refieren a nosotras...Tenemos diferencias físicas y culturales con las mujeres. Acepto que hemos sido criadas con toda una carga patriarcal...(pero) somos, como las mujeres, traidoras del patriarcado, y eso es algo que muchas tenemos que pagar con nuestras vidas....El género que queremos construir no es el femenino, pero no podemos negar que algunas de las características que asumimos se encuentran en las mujeres. Pero aquí tenemos dos opciones: somos las mujeres que consume el sistema, lindas, dulces, etc. o nos identificamos con quienes luchan por el aborto, por la libre elección sexual y con las bolivianas que luchan por sus tierras, entre otras"[27]. Y agrega en un reportaje: "Es aquí en donde nosotras somos lo que queremos ser en solidaridad contra un enemigo común...que se manifiesta en la opresión social -desprecio y falta de trabajo- y en la violencia institucional. Somos mujeres y somos un escándalo, esta es una respuesta a la condena".
Configuración e identificación y no identidad pre-constituida son la claves de esta cita. En esta propuesta, la identidad no preexiste ni se estabiliza en atributos, sino que es una configuración articuladora a partir de distintos antagonismos. La "identidad de género" travesti es concebida como una articulación y proceso en los que se cuestionan los modos de dominio y la reproducción del sistema político de relaciones hegemónicas, es decir, civiles, culturales y económicas. En esta perspectiva, la identidad de género travesti aparece como un "constructo" que relaciona y pone en juego dispositivos de exclusión y alianzas en función de la tensión y el antagonismo. Para Berkins, "ser" travesti es ubicarse en un punto de antagonismo en el que renegocia de manera constante sus identificaciones y alianzas en función de la crítica a la subalternidad.
Estas consideraciones sobre los modos de configuración tienen un efecto complejizador sobre el debate en torno a las regulaciones propuestas por el código sobre las prácticas de prostitución. Las travestis abordaron esta discusión desde la crítica a la distribución desigual del trabajo y del empleo. La prostitución no es un trabajo, sino resultado de la falta de empleo, afirmaron. La posición adoptada en la disputa por parte de la "identidad de género travesti" articula una lucha antijerárquica específica, que no puede ser encorsetada en la visión particularista. Esta tensión se manifestó con mayor claridad en el posterior rechazo que las organizaciones de travestis opusieron a posibles programas de "acción afirmativa", en tanto, señalaron, este tipo de iniciativas constituyen soluciones parciales y enmascaradoras que apuntan a la distribución inequitativa del empleo en tanto elemento escaso. En síntesis, las travestis privilegiaron en sus críticas la relación equivalencial entre resistencias alrededor de una configuración que relaciona antagonismo en torno al irrespeto cultural y la desigualdad económica como items articulados.
¿Cuál fue la postura opuesta a la adoptada por las travestis? Además de la agitada por los partidos de derecha, y hasta por el autodenominado progresismo, bajo la forma de retóricas de peligrosidad y pánico moral, las mujeres en estado de prostitución se diferenciaron del colectivo en cuestión por las críticas a la falta de "decoro" por parte de las travestis, posición tan cercana a la de la derecha, y, también, en relación con la cuestión de la prostitución como trabajo. Para las mujeres englobadas en este colectivo, la prostitución no es un trabajo, sin embargo, el conflicto en torno a los intentos de regulación por parte del Código de Convivencia Urbana no fue considerado como un problema de trabajo y empleo, sino como una cuestión de "contrato" privado -figura cara al liberalismo- entre adultos. Elena Reynaga, dirigente de la organización A.M.M.A.R., Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina, que forma parte de una de las dos centrales de trabajadores de la Argentina, declaró en un matutino de la ciudad de Buenos Aires: "El gran quilombo viene por las travestis...son escandalosas. Si ellas se hubieran corrido de Palermo -barrio de Buenos Aires- hubieran aprendido a convivir. Porque de por sí la mujer nunca fue conflictiva"[28]. En esta afirmación, Reynaga utiliza un concepto genérico de mujer cristalizado en torno a una construcción identitaria atributiva y sustantiva incapaz de operar en lógicas equivalenciales y de la diferencia. Esto se produce no sólo por la calificación, absolutamente errática, de no-conflictiva que ella realiza a la identidad genérica de mujer, sino, también, por la imposibilidad que tiene su planteo de pensar a las identidades más allá de un plano que distribuye atributos, es decir la imposibilidad de pensar su identidad como el producto del antagonismo. La afirmación sobre el "escándalo", en tanto elemento articulador del conflicto, y la afirmación de la ausencia de este gesto en las "mujeres", refleja su posición y aceptación de un mapa de atribuciones identitarias desde el que emite su juicio. En esta postulación, Reynaga afirma una noción de identidad como forma de estabilización y jerarquización, peligro presente, y que aquí se concreta, en las operaciones identitarias atributivas.
Aquí se materializa el planteo teórico que hicimos en la primera parte de este trabajo, cuando distinguimos entre dos modos de concebir las "políticas de la diferencia". Si se postula la identidad como un atributo sustantivo (lo que se hace en el debate contemporáneo) que refleja una diferencia en un mapa de posicionamientos jerárquicos, entonces estos operarán subalternizaciones no sólo hacia el interior del colectivo que se reconoce como portador del atributo, sino también en relación con otros colectivos sobre los que se ejercen las operaciones de distinción como paso necesario en la conformación de la propia identidad. Por ejemplo la identidad de "mujer no escandalosa" que las prostitutas propusieron como medida para evitar la regulación y como argumento contra las travestis. En cambio, si se postulan configuraciones como procesos resultantes de operaciones de antagonismo, estas pueden devenir, en función de condiciones específicas, en un punto nodal y articulador. Por ejemplo la consideración de la categoría identificatoria de "travesti" como una "ficción" alrededor de la cual se configuran y relacionan distintos modos de crítica a la subalternidad, lo que Berkins tematiza como una identidad de género que articula focos de resistencia, sin apelar a la estabilización de atributos, lo que posibilita, por ejemplo, la utilización del escándalo y sus manifestaciones estéticas, sin naturalizarlas, en una respuesta a la exclusión y al agravio.
El aprobado y reformado C.C.U., claro ejemplo de regulación, que finalmente fue modificado con la inclusión de la penalización de la prostitución, tanto de la demanda como de la oferta, abrió un momento de aceleración de los antagonismos en el cual se redistribuyeron, en un proceso de autotransformación, un conjunto de sujetos de manera no prevista. Las relaciones entre discriminación y aceptación operadas por la regulación impuesta por el código desplazaron y re-marcaron, bajo la forma de la reinstauración de un frontera cultural-política, un conjunto de relaciones de dominio tanto en el interior de los colectivos de minorías, lo que explica los conflictos desatados entre y dentro de fracciones de los movimientos de minorías y del feminismo, como en la relación entre mayorías y minorías en el campo social[29]. Por ejemplo, las mujeres en estado de prostitución blandiendo los argumentos de la derecha o las travestis encabezando junto a la agrupación HIJOS de desaparecidos (primera vez en la Argentina que un movimiento social no-tradicional lo hace) la marcha de protesta, que se organiza anualmente, en repudio al golpe del Estado que dio lugar a la última dictadura[30].

IV.- A modo de conclusión
Repensar la identidad como complejidad antagónica y exploratoria
A partir de esta consideración de la "diferencia" y de la "identidad" como productos de configuraciones y no como lugares sustantivos y prestablecidos, se determina el carácter de espacio de "exploración y cuestionamiento" que caracteriza a las identidades en una perspectiva "alternativa" a las del acotado debate contemporáneo. En este sentido, Silvia Delfino señala que estas "culturas de la diferencia" redefinen "las oposiciones jerárquicas elevado/ordinario, dominante/subalterno, centro/periferia como rearticulación y no como agotamiento del proyecto de la modernidad"[31]. Es decir, no como "síntomas" de la posmodernidad y su celebración etnográfica de las diferencias al modo de un coleccionismo folklórico

Desde esta perspectiva, el valor disruptivo de la diferencia que una concepción emancipatoria de "lo político" debe proponer es intrínseco a las rearticulaciones que definen a una configuración identitaria como punto de cuestionamiento de las oposiciones que reproducen modos de jerarquización. En este sentido, toda "identidad" es una "configuración material" en la cultura, en tanto cuestiona los modos de dominio político en su triple consideración de lo cultural, lo civil y lo económico. En esta noción, distinta a la presente en los proyectos liberales y socialdemócratas del universalismo y de comunitarismo que se plantearon al comienzo, opera, como ya venimos señalando, la apertura de un abordaje crítico de la diferencia y de la "identidad" que debe comenzar no por preguntas como: ¿quién soy? o ¿cuál es mi identidad?, sino que se debe partir un interrogante que evite toda reificación atributiva, por ejemplo: ¿cómo, dónde y cuándo soy?
Para finalizar, ¿qué es lo que se nos exige, en tanto investigadores, analistas y, por lo tanto, productores de intervenciones políticas, a partir de esta perspectiva crítica? Debemos abandonar nuestros lugares de "especialistas de las diferencias[x1] " que sólo colaboran a reificar y folklorizar como mera diversidad lo que en realidad son antagonismos. Debemos reelaborar nuestra perspectiva, intención que Jon Simons trata en su trabajo "El sujeto del feminismo y la representación de las mujeres". Allí afirma "Las/os teóricas/os feministas han de ser teóricas/os políticas/os y culturales más que teóricas/os de género. Las preguntas claves sobre el género y la configuraciones identitarias deben ser no ¿qué son?, sino más bien ¿qué hacen posible y qué evitan?"[32].
[1] Ver Friedman, M. Capitalismo y libertad, Madrid: Rialp, 1967.
[2] Ver: Rawls, J. Teoría de la Justicia. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1993.- Dworkin, R. Tanking Rights Seriously. Cambridge University Press, 1977.- Rorty, R. Contingencia, Ironía y Solidaridad. Buenos Aires: Paidós, 1991.- Nozick, R. Anarquía, Estado y Utopía. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1978.- Walzer, M. Tratado sobre la tolerancia. Barcelona: Paidós, 1998.- Habermas, J. Problemas de legitimación del capitalismo tardío. Buenos Aires: Amorrortu, 1989.- McIntyre, A. After Virtue. Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1981.-
[3] Propongo distinguir, como instancia analítica, las nociones de "diferencia" y "desigualdad". Utilizo la primera como categoría que refiere a cuestiones cultural-identitarias, y la segunda como noción que refiere a la estratificación clasista. Esta distinción será complejizada y relativizada en el presente trabajo.
[4] Cabe aclarar que por "marxismo tradicional" entiendo lo que Atilio Borón denomina como "vulgomarxismo" y Judith Butler como "marxista neoconservadores", es decir, algunas corrientes marxistas académicas y las alineadas con los partidos de la izquierda tradicional que siguen agitando un "imperativo único" que opaca y condena al ostracismo y a la subalternidad toda posibilidad de disenso, frente a las corrientes críticas actuales que se inscriben el dinámico campo de la izquierda social y cultural.
[5] En este trabajo utilizo el término "multiculturalismo" para referirme a una versión del mismo. Mónica Tarducci señala la distinción entre "multiculturalismo" y "multiculturalismo crítico" en relación con los modos en que se busca rearticular la diferencia en el campo político-social, mimeo.
[6] No se desconoce la existencia de otras perspectivas teórico-políticas, pero pretendo "mapear" lo que se denomina, reductivamente, como "debate contemporáneo" para luego oponer algunas críticas planteadas a ambas tendencias.
[7] Bhikhu Parekh señala que una teoría política sólida exige dejar "suficientes espacios morales para ser rellenados de distintas maneras por diferentes cuerpos de ciudadanos". Este planteo, que pone de manifiesto la consideración de lo social como espacio de diferencias a articular por la política, es considerado como una precondición por las perspectivas políticas del debate contemporáneo. Ver Bhiku Parekh. Algunas reflexiones sobre la filosofía política occidental contemporánea en La Política. Revista de Estudios sobre el Estado y la sociedad, Nro. 1, Barcelona, primer semestre de 1996.-
[8] Aristóteles sostuvo que la "comunidad política" consiste en el establecimiento de "lo común" para una ciudad que jamás podrá ser unitaria. La dimensión política queda así diagramada como instancia que persigue la instauración de formas de conciliación en la que los ciudadanos de la "politeia" se reunen con miras a un bien. El mayor de estos bienes es definido por Aristóteles como la "amistad", "ya que con ella se reducirán a mínimo los enfrentamientos civiles". La "unidad" es considerada como un efecto de la amistad, y esta como producto de la existencia de un principio común y justo de propiedad. Ver Política. Madrid: Alianza Editorial, 1986.- (1262b)
[9] Si bien la noción de "base públicamente reconocida" y "superposición" son nociones desarrolladas en la argumentación rawlsiana, estas son utilizadas también por el comunitarismo. Por ejemplo Michael Walzer sostiene la noción de "convergencia pública" y "contexto de la actividad asociativa" como el ámbito en el que individuos y grupos "deliberan, debaten, toman decisiones y adquieren responsabilidades" comunes. Ver Walzer Michael. La crítica comunitarista al liberalismo en Political Theory, vol. 18, nro.I, febrero de 1999.-
[10] Utilizo el término "diversidad" y "fragmentación" para referirme, indistintamente y conjuntamente, al carácter operativo de distinción entre "diferencia" y "desigualdad".
[11] Rawls, Walzer, Rorty, Habermas, McIntyre, Nozick Ibidem
[12] En este sentido resultan interesantes los debates que abarcan desde los problemas en torno a la existencia de una identidad cultural obrera hasta los debates sobre la identidad por orientación sexual y por género. Si bien el debate entre esencialistas y constructivistas se centra en el modo en que las identidades se constituyen, ambas posiciones concluyen en sostener la existencia de experiencias identitarias culturales. Por esto, de ahora en más se debe considerar a la noción de identidad, presente en las perspectivas políticas expuestas, como "cultural", es decir, como implicando un conjunto de experiencias "propias" y reconocibles. Ver Rapisardi F. Identidad política y diferencia: la construcción de una identidad homosexual en los Gay and Lesbian Studies y en la Queer Theory en Doxa. Cuadernos de Ciencias Sociales Nro.17, Año 7, Buenos Aires, otoño de 1997.-
[13] Cabe señalar que el debate en torno a la constitución del "yo" no reconoce solo dos posturas entre comunitaristas y universalistas. El republicanismo, una de las tendencias del pensamiento comunitarista, sostiene una posición más integrista que otros comunitaristas, como Walzer, que señalan la precariedad del tradicionalismo frente a la doctrina del "unitarismo" tradicionalista y primario típico de "pequeña comunidad" que sostiene, por ejemplo, Robert Bellah, para quien existe una "experiencia propia" de arraigo comunal, la que deberá "concentrarse" en el ámbito político. Ver Bellah R. Habits of the Heart, Berkeley, University of California Press, 1985.-
[14] El universalismo contractualista opera lo que Alejandra Ciriza denomina como "esquizia del contractualismo", es decir, las escisiones ente sociedad civil y sociedad politica, entre economia y politica, que producen y justifican los modos de acceso diferenciado y jerarquizados a los derechos y a los circuitos de participacion, de decisión y de consumo. El comunitarismo, por su parte, se lamenta por la pérdida de la cultura obrera, pero la considera como una "función de la raza y de la cultura", al menos en lo que Walzer denomina como "multiculturalismo temprano", que es el de los grupos más nuevos y débiles. La estraficación social es para algunos comunitaristas una "amenaza" que debe superarse en pos de un inclusión multicultural. Argumenta Walzer: "Los militantes sindicales, por ejemplo, comienzan participando en los piquetes y en los comités de huelga y terminan participando en la dirección de escuelas y en el ayuntamiento. Lo mismo pasa con los activistas religiosos y étnicos, que empiezan por defender los intereses de su propia comunidad y terminan formando coaliciones políticas que luchan por unas candidaturas `equilibradas´ y que hablan (al menos) del bien común". Ver Ciriza Alejandra. Democracia y ciudadanía de mujeres. Encrucijadas teóricas y políticas en Teoría y filosofía política, Atilio Borón comp., Buenos Aires: CLACSO-EUDEBA, 1999.- Walzer M. Ibidem
[15] Ver Delfino Silvia. Desigualdad y diferencia, en la revista Doxa. Cuadernos de Ciencias Sociales, Año 9, Nro.18, Buenos Aires, verano de 1998.- y Rapisardi Flavio. Estudios Culturales: una cartografía en la revista El Grito. Revista de Cultura, Año 1, Nro.1, Buenos Aires, enero de 1999.-
[16] Ver Butler Judith. Gender Trouble, New York: Routledge 1990.-
[17] Uno de los debates más prolíficos en torno a este problema fue el planteado por Judith Butler y Nancy Fraser en la revista Social Text 52/53, Nros. 3 y 4, Duke University Press, otoño-invierno de 1997.-
[18] Ernesto Laclau y Chantal Mouffe abordan la noción de antagonismo, en tanto "principio de amenaza", como aquello que constituye al sujeto. La amenaza del otro funciona como el exterior constitutivo que niega/positiviza. Ver Laclau E. Emancipación y diferencia, Buenos Aires: Ariel, 1996.-
[19] Este enfoque fue planteado, tempranamente y previamente al postestructuralismo, en el ámbito de la "política de la diferencia", por las feministas socialistas y gays de izquierda. Desde esta perspectiva se criticó la existencia de identidades preconstituidas y de mapas del reparto social en función de las mismas. Por ejemplo, Sheila Rowbotham propone no reificar la diferencia sexual como instancia decisiva de una política emancipatoria feminista, y Guy Hocquenghem rechaza la constitución de un tercer género identitario gay, en tanto considera esta intención como una estrategia liberal restrictiva y no emancipatoria. En la Argentina, también a principios de los '70, Néstor Perlongher llamaba a liberar a la homosexualidad, no a los homosexuales a la idea de una "identidad gay". Ver, entre otros/as, para la cuestión de género, Rowbotham, Sheila. Lo malo del patriarcado y Alexander Sally y Taylor Barbara. En Defensa del Patriarcado en Historia Popular y Teoría Socialista, Barcelona: Grijalbo, 1984.- Para la cuestión de identidad sexual ver: Hocqueghem Guy. Homosexualidad y sociedad represiva, Buenos Aires: Psicoteca, 1973.- Perlongher Néstor. La batalla homosexual en la Argentina, reportaje del Semanario Así del 3 de julio de 1973, en Prosa Plebeya, Ferrer C. y Baigorria O. comps., Buenos Aires: Colihue, 1997.-
[20] Por ejemplo, los reclamos de las denominadas "sidentidades" o "personas que conviven con vih" no proponen la instauración de servicios específicos, sino que critican los precarios sistemas de salud pública, en tanto señalan la distancia que existe entre las prestaciones existentes y los conocimientos presentados en congresos por parte de las corporaciones médicas y laboratorios multinacionales.
[21] Aquí se debe diferenciar entre "experiencias autentificadoras" y "experiencias materiales de la desigualdad". En relación a la segunda, Silvia Delfino sostiene: "...se concibe al antagonismo como una materialidad que puede tener, en un momento histórico específico, el aspecto de una diferencia cultural, étnica, religiosa, genérica, generacional o de orientación sexual en tanto experiencia concreta de la desigualdad". Ver Delfino S. Género y regulaciones culturales en Las marcas del género en la cultura, Forastelli F. y Triquell X. comps., Córdoba: Centro de Estudios Avanzados de la U.N.C., 1999.-
[22] Delfino S. Ibid. Ver Williams R. Problems of Materialism, Londres: Verso, 1987.- Thompson E.P. La formación histórica de la clase obrera, Barcelona: Laia, 1987.-
[23] El concepto de "experiencia autentificadora" resulta problemático en relación con la configuración de identidades. En torno a esta categoría existe un debate entre fenomenólogos y postestructuralistas. Para estos últimos la experiencia es siempre el resultado de la interacción discursiva, por lo que la misma nunca puede ser fundadora de conocimiento y carece de "papel formativo". En este sentido, no existe una "experiencia de las mujeres" o "una experiencia lésbica", en tanto estas son resultado de la interacción sociosimbólica que excede al colectivo en cuestión. Este debate es desarrollado, desde una defensa de la fenomenología, por Alcoff Linda M. The politics of Postmodernism Feminism, Revisited en Cultural Critique Nro.36, 1997.-
[24] Este modo de reparto jerarquizante de los espacios sociales es propio del multiculturalismo que puede ser entendido como una narrativa de la asimilación o integración subalternizante o "asimilacionismo imperialista". En este sentido Ien Ang sostiene que el multiculturalismo propone una absorción de la diferencia por la comunidad sin cuestionar el propio status de la comunidad. En este sentido, el multiculturalismo se resuelve en un modo de ordenación, jerarquización y fetichización de las diferencias. Ver Ang I. I'm a Feminist but..."Other", Women and Postcolonial Feminism, en Caine B. y Pringle R. Transitions: New Australian Feminism, New York: St. Martn's, 1995.-
[25] Ver Forastelli F. Políticas de la restitución. Identidades y luchas homosexuales en Argentina, en Las marcas del género en la cultura, Forastelli F. y Triquell X. comps, Córdoba: Centro de Estudios Avanzados de la U.N.C., 1999.-
[26] Sobre estas posibilidad de articulación en función de lógicas equivalenciales y lógicas de la diferencia, ver Laclau E., Ibidem.
[27] Ver "Transgeneridad: la construcción/deconstrucción de nuestra identidad", mimeo.
[28] Ver diario Página 12, suplemento Las 12, Buenos Aires, mayo de 1998.-
[29] En relación con este debate se produjeron realinamientos entre las agrupaciones gay, lésbicas y travestis en función de la consideración de prioridades en las agendas de acción. Esto produjo el reagrupamiento en dos bloques de organizaciones, en función a la prioridad concedida a las acciones contra el C.C.U.
[30] Ver diario Página 12, suplemento Las 12, Buenos Aires, marzo de 1998.-
[31] Delfino Silvia, Ibidem
[32] Simons J. El sujeto del feminismo y la representación de las mujeres en Las marcas del género en la cultura, Forastelli F. y Triquell X. comps., Córdoba: Centro de Estudios Avanzados de la U.N.C., 1999.-

[x1]O de la subalternidad podríamos agregar. Para no reproducir el sentido común y articular nuestras intervenciones con líneas emancipatorias/democráticas en los movimientos sociales.