domingo, 8 de marzo de 2009

Dia Internacional de las Mujeres

Queremos compartir con ustedes este artículo sobre Lohana que escribió María Suárez, de FIRE.
Es una contribución más para alimentar la reflexión sobre el feminismo y las personas trans.


Lohana: dicotomizaciones que se imponen a la fuerza

por María Suárez Toro, RIF/FIRE (*)

A mi me pasa todo lo que le pasa a todo el mundo. Nuestra sexualidad es diferente, pero tenemos virtudes, miserias, pasiones, talentos, como el resto de la humanidad. Entonces, la lucha que hacemos es por la dignidad del travestismo y que no permitan que nada ni nadie nos discrimine para poder desenvolvernos y desarrollarnos como seres humanas/os.

Yo siempre le digo a todo el mundo que yo me siento orgullosa de ser travesti y si volviera a nacer y la Diosa me diera a elegir, elijiría ser exactamente lo mismo. El travestismo es un camino de vida y es lo más bello que pasó en mi vida. Vivo mi travestismo con mucha dignidad y lucho para cambiar esta sociedad heterosexista que impone una única norma sexual, que impone pautas que discriminan. Mi lucha es contra este tipo de opresiones, de jerarquías. No las quiero ni políticas, ni de género.

Soy una travesti feminista. Debo decir que algo que a mi literalmente me partió la cabeza fue el feminismo. Cuando nosotras las travestis ingresamos a los movimientos sociales, quedamos maravilladas con las feministas, porque de alguna forma, ellas ponían en palabras lo que nosotras teníamos como una vaga idea. Hasta que escuché el feminismo, yo siempre creí que lo que me pasaba era culpa mía por violar las leyes. Fui golpeada, encarcelada y discriminada desde que me fui de mi casa a la calle a los 13 años, y siempre pensé que era culpa mía y que la policía tenía derecho a agredirme porque yo me portaba mal.

Quedamos sorprendidas, absolutamente maravilladas. ¿Por qué quedé prendida del feminismo? Bien lo dijo Simón de Beauvoir: "La "mujer" no nace, sino se hace". El feminismo es el que ha aportado la teoría de género. Luchamos por el objetivo de que la sociedad y los Estados reconozcan el travestismo como una identidad, partiendo de que tanto la feminidad como la masculinidad son construcciones sociales.

Nosotras luchamos contra la heternormatividad que impone el modelo masculino y femenino y a la vez impone una sola sexualidad que dice que a la mujer le gusta el hombre y al revés. Mi orientación sexual puede ser cualquiera. No aceptamos que nos impongan el deseo. Yo me hice cargo de cómo elegí vivir. Pero yo no elegí ser expulsada del colegio, ni que se violaran mis derechos, ni ser encarcelada. Creo que la gente tiene sus reparos, pero son limitaciones de las personas y no mías, por eso no me hago cargo.
El feminismo fue lo que cambió de alguna manera la historia del movimiento travesti en Argentina. El feminismo a mi me convirtió de una víctima girón (pasiva) a una víctima activa. Eso es lo que yo le agradezco al feminismo. Soy como un collage de discriminaciones. Soy judía, negra, boliviana, travesti, socialista y se junta todo como un combo.

Nosotras no hablamos de discriminación sexual, aunque promovemos que se respete la diversidad sexual, pero el tema de las travestis va más allá de la sexualidad. Lo que nosotras estamos planteando es una discriminación por orientación de género, digamos que nada tiene que ver con la orientación sexual.

En eso es la diferencia que marcamos con gays y lesbianas. Ellas hablan de una orientación sexual y nosotras hablamos de una identidad de género, porque nosotras somos discriminadas por identidad de género, que es una cosa cultural y cómo está estructurada la sociedad en Argentina, sobre todo en los países latinoamericanos. Sociedades patriarcales, machistas, una sociedad que tiene fuertes cimientos en una falsa moral de las costumbres, de la familia, una sociedad militarizada, una sociedad violenta. La consecuencia lógica es la discriminación de lo diferente, por la vía de la violencia.

En la Argentina, las minorías por identidad de género (travestis, transexuales y transgéneros) y por orientación sexual (lesbianas, bisexuales y gays) no gozamos de la igualdad de oportunidades y de trato.
En un contexto de creciente pobreza, marginalidad y desocupación, situaciones impuestas por el modelo político-económico-cultural neoconservador que impulsa el gobierno y muchos de los partidos que se dicen opositores, las minorías sufrimos las mismas consecuencias que la mayoría del pueblo y muchas veces de forma agravada. Soy socialista también, porque quiero lo mismo para todos los seres humanos. El tema de las discriminaciones atraviesa todas las ideologías y toda la sociedad.

¿Por qué la sociedad no se pregunta por qué no hay travestis camareras, enfermeras, médicas y políticas? No es porque nosotras no queramos, es porque es tan fuerte la discriminación que nosotras vivimos, que la única alternativa de vida que nos queda es ejercer la prostitución. Yo fui prostituta. Mi proceso de dejar la prostitución duró como 6 años, porque no es solo decidirse a dejar la calle, es crear las condiciones.
Un día dije: tiro toda la ropa, pero me guardo una minifalda por las dudas. Era difícil pensar en otra vida porque no había otras opciones de trabajo. Cuando lo tuve, ahora que soy secretaria de un partido político, te digo María, que yo ganaba mucho más plata por menos trabajo, que lo que gano ahora. Pero me las arreglo porque hay que mostrar que podemos ser otras cosas.
Yo me había ido a la calle al entrar en la adolescencia, obligada a irme de la casa y expulsada de la escuela. ¿Qué se puede hacer? Creí que había nacido para eso. Había empezado a prostituirme a los trece años, y uno sentía que era parte del juego, pero no me daba cuenta de que yo me estaba muriendo por dentro.

¿Quién es Lohana?

Dice que ella tiene la suerte de que parece una "perfecta señora" y nadie la identifica como travesti a menos que ella misma lo diga. Y es cierto. Su pelo largo le cae sobre sus hombros, ni muy delgados ni muy robustos, como los de cualquier mujer que hace ejercicios. Rojiza y aterciopelada, su melena asoma unos ojos achinados vivaces, negros, llenos de vida y de alegría. El timbre de su voz es más agudo que grave y siempre tiene algo agradable que decirle a quién saluda.

En el contexto en el que me correspondió entrevistarla, la Conferencia Mundial contra el Racismo, vestía con ropas convencionales de "señora". Faldas sueltas, jerseys de colores sobrios, maquillaje discreto y pocas pero bien seleccionadas alhajas.

Sus piernas lampiñas cruzadas en frente de la mesa donde la entrevisté, son esculturadas. Sus brazos, igualmente lampiños y delicados, están colocados sobre la mesa con soltura. Su barbilla no muestra un solo trazo de haber tenido que ser afeitado.

Si no me lo hubiese dicho, ni cuenta me hubiese dado. No le pregunté si tenía bustos construidos, si había usado hormonas para crecerlos, o si usaba brasiere para aparentarlos. ¡A quién le importa! Me dijo que su pene y testículos están intactos, aclarando que nunca los ha usado para dominar a nadie. Nunca supe su edad, pero le calculé unos 35 años...aunque ¿quién sabe? Después de Lohana, no me atrevo a suponer nada sobre nadie.

Construyendo una identidad política de género

Lo que yo estaba dejando ahí era tremendo. Por eso me dije: "no voy más a la calle", y esa decisión significó reclamar otra dignidad. Lo primero que hice cuando decidí que iba a salir de la calle fue volver a la escuela nocturna. No tienes una idea. Me registré con mi propio nombre. Aunque mi documento dice que me llamo "Carlos", mi nombre es Lohana. Me lo inventé yo misma, aunque inspirada por las circunstancias. De chica soñaba ser "Ana", como mi mamá.
Después fui a trabajar a un cabaret y por supuesto, allí me dijeron que me tenía que cambiar mi nombre. Esa noche me acorde de un tío que le anteponía a toda palabra el artículo "lo", por lo que a mamá le decía "lo-ana". La "h" se la puse para hacerlo más glamoroso, ¡tú sabes, ché, tenía que ser glamorosa como guapa soy!

En la escuela, poco a poco me fui ganando el cariño, la compresión y hasta el apoyo de los estudiantes y del profesorado. Colegio 7, Juan Martín de Pueyrredón, sobre la calle Chacabuco. Para mí el colegio fue un paraíso. Los primeros días de clases me moría de susto, pero luego vino una compañera y se sentó conmigo. Eso me animó.

Ya para el año 1999 fui elegida delegada de mi curso, y así, me correspondió dar el discurso en la escuela cuando me gradué el 7 de diciembre del 2000.
Llené la escuela de amigas travesti. Todas las travestis tenían que ver por sí mismas que eso era posible. Además fui el promedio más alto. Leí el discurso que había preparado. En él hablaba de la importancia de que tanta gente trabajadora y adulta nos hubiésemos graduado, aclarando que cada vez las políticas públicas educativas y las políticas públicas en general son más injustas.
Pero además les hablé a las graduadas y graduados dejándoles saber lo importante que era para ellas el que hubiesen compartido durante el curso lectivo de tres años con una travesti. Le hablé a la escuela sobre la importancia de que hubiesen respetado mi identidad, pues me llamaron por mi nombre y me dieron mi título con mi propio nombre. Aquello se vino abajo en aplausos. Me habían elegido para que representarlos en la graduación y les hablé a ellos mismos sobre ellos mismos. Nuestra realidad está invisible, pero
existe.

Un contexto de exclusión y discriminación

Un informe realizado conjuntamente por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) titulado "Informe preliminar sobre la situación de las travestis en la Ciudad de Buenos Aires" realizado en 1999 y publicado ese mismo año, permite constatar que algunas de las denuncias de atropellos a los derechos humanos expuestas por Lohana podrían estar generalizadas en la comunidad travesti y transexual.

El proyecto en mención incluyó una primera etapa de un estudio cuantitativo, exploratorio-descriptivo, de la situación socio-económica de la comunidad travesti de la Ciudad de Buenos Aires. Nació como una respuesta a la ausencia de información confiable en este campo, y se basó en una muestra de 147 encuestadas que fueron seleccionadas por su condición de travestis. Los datos fueron relevados a través de un cuestionario semiestructurado con preguntas abiertas y cerradas, el cual fue aplicado en los meses de abril y mayo de 1999.

Aclararan que el diseño de la muestra no cumplió con todos los requisitos metodológicos necesarios para considerarla significativa del universo a estudiar, lo que se vincula con la dificultad para construir una muestra representativa, dada la falta de información estadística previa. Pero añaden que a pesar de las limitaciones, la muestra lograda resultó útil para la realización de este estudio descriptivo de una población que no había sido abordada anteriormente.

Las características de la población estudiada dan cuenta de que más de la mitad de las entrevistadas que participaron de esta investigación tienen entre 19 y 29 años, mientras que el 19% de las mismas se concentra en la franja etarea de los 30 a 34 años y el 12% en la de 35 a 45 años. El 90% de las entrevistadas son argentinas, y entre éstas el 41% procede de la región noroeste del país y el 38% son originarias de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires.
El 60% de las entrevistadas residen en los barrios del sur de la Capital Federal (especialmente en Constitución) y en el Gran Buenos Aires. La segunda zona de residencia es la Norte, con el 23%, y Palermo es el barrio donde vive la mayoría.

La secundaria incompleta es el máximo nivel de estudios que posee el 50% de las entrevistadas, mientras que el 19% sostiene haber finalizado sus estudios primarios. Aquellas que completaron sus estudios secundarios son un 13% de la muestra. El 91% de las personas respondió negativamente al preguntársele si estudiaba en el momento de ser entrevistadas. Más de dos tercios de las entrevistadas señaló sus deseos de continuar o completar sus estudios, pero manifestaron que las causas por las cuales no pueden continuar estudiando se vinculan principalmente con el miedo a ser discriminadas (35%) y a la falta de dinero (23%).

Construyendo una teoría y práctica travesti-feminista

Nada tiene que ver el travestismo con la prostitución. La razón por la que nos prostituimos es que no hay trabajo de ninguna otra cosa debido a la discriminación. Pero las capacidades y deficiencias nuestras son igualmente diferenciadas como las del resto de la humanidad. Yo para nada estoy en desacuerdo con la prostitución. Es lícito cuando es algo elegido por alguien, pero hay que hacer una diferenciación con la explotación, la policía, los saunas (proxenetas), los gobernadores, los jueces, eso es condenable, pero la
prostitución no.
En el estudio en mención, vimos que el 80% manifestó que su principal fuente de ingresos proviene de la prostitución. Esta cifra aumenta si se incorpora a la suma el 9% de las entrevistadas que encubrió este tipo de trabajo bajo el eufemismo de "trabajo en la calle".

Respecto del tipo de vivienda que habitan, el 37% sostiene que vive en hoteles, el 34% en departamentos y/o casas alquiladas y el 16% son propietarios de la vivienda donde reside. A aquellas entrevistadas que afirmaron vivir en casas y/o departamentos alquilados se les preguntó a nombre de quién estaba el contrato de alquiler. El 48% respondió que estaba a su nombre, mientras que el 38% sostuvo que estaba nombre de algún amigo o amiga.

Con el fin de lograr una descripción más precisa respecto de la situación socio ambiental de las travestis en la ciudad de Buenos Aires, indagamos entre las entrevistadas con quiénes viven. Los resultados indican que casi un tercio de ellas viven solas y otro 31% reside con amigas/amigos. Asimismo un 20% vive con su pareja y un 16% con familiares.
El 54% se asumió como travesti, el 13% como transexual y el 12% como "mujer". En la categoría "Otro", las respuestas brindadas fueron muy dispersas, destacándose las siguientes: "transexual no operada", "transformista" y "mujer diferente".

Lohana: una activista que está en todas partes

Nos conocimos en el marco de la Conferencia Mundial de la ONU contra el Racismo, la Xenofobia y otras formas Relacionadas de Intolerancia (WCAR) en el 2002, a la cual asistió con el propósito de visibilizar cómo se impone, mediante la violencia, la heteronormatividad.
Fue la única representante de travestis, lo que no fue obstáculo para que se hiciera ver y sentir en todos lados, fuera el Foro de la Sociedad civil en el cual participó en cuatro paneles y presentaciones, o fuera con las delegaciones oficiales de Estados miembros de la ONU. Se reunió con la delegación oficial de su país para que recibiera sus demandas y fue reseñada en el periódico oficial de la ONU, Earth Times.

En la Conferencia oficial hizo lobby tras bastidores, alianzas con otros sectores y se solidarizó abierta y activamente con las luchas de las poblaciones indígenas, los intocables" de la India, los pueblos Roma gitanos y las mujeres.

Se hizo sentir y sintió las reivindicaciones de otros grupos. Quería que los Estados reconocieran y tomaran en sus constituciones los derechos humanos de las personas gays, lesbianas, travestis, transexuales, transgeneros y bisexuales, que se derogaran en países -sobre todo los islámicos- las leyes que castigaran la sodomía y que se incluyera a las travesti en el listado de las víctimas del racismo.

No lo logró, como tampoco lograron otras actoras y actores que se reconociera la discriminación por opción sexual. Pero regresó a su país con más experiencia y más ganas de empujar en el plano nacional las reivindicaciones postergadas por la ONU. Buscan modificar las políticas públicas como un espacio para alcanzar la igualdad dentro del reconocimiento de las diversidades culturales.

Las luchas de las travestis, los gays, lesbianas y transgéneros en las sociedades actuales, ponen en evidencia que las dualidades, entre ellas las de sexo-género, son impuestas mediante la violencia, la heteronormatividad, la discriminación de género y su intersección con otras formas de discriminación.

Por lo tanto, los planteamientos feministas que buscan cambios paradigmáticos, entre ellos superar las dualidades, tienen necesariamente que abordar las luchas político-sociales por modificar las condiciones represivas y configurativas (Foucault) en que se sustenta y que sustentan dichas dicotomizaciones.

Lohana: todos los espacios

Se ha terminado el tiempo en que vivíamos escondidas, pensándonos humanas a medias, incapaces de interactuar con la sociedad. Ahora vamos a todas partes, hablamos con todo el mundo, y no tenemos ninguna duda de que somos humanas y que tenemos derecho a todos los derechos humanos. Y lo hacemos sin perder lo que nos hace únicas: nuestro sentido del humor, nuestras plumas, nuestra perspectiva travesti.



* Este trabajo, basado en una entrevista para RIF/FIRE con Lohana Berkins en el 2002, constituye un capítulo de un libro de texto que actualmente elabora la autora y productora de Radio Internacional Feminista (RIF/FIRE) para un curso universitario, titulado Mujeres: En el filo de los cambios paradigmáticos publicado en Costa Rica.


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