miércoles, 5 de marzo de 2008

Mujeres&Twitter VI


@yumba




El derecho de milonguera


Por Silvia Rojas, alias Yumba.

Sí, debo confesar que con los años el postulado feminista en pro de la mujer se ha ido afianzando según mis observaciones de la vida actual. La mujer siempre estuvo, está y estará “bajo la lupa”. Siempre tiene que demostrar que sirve, que tiene talento, que lo hace bien…

Sin embargo, aquí quiero resaltar el derecho de… ¡ser mujer! Y no me refiero a leyes, permisos o licencias que nos han sido negadas y debamos conquistar sino todo lo contrario. A más derechos también se suman más obligaciones, así que no, no me refiero a eso.

Me refiero a que hoy asumimos tantas exigencias, responsabilidades, tareas y trabajos que realmente creo que la mujer merece además otro reconocimiento, cariño y valorización… ¡como mujer! Más allá de su profesión, su trabajo, de su rol de madre, esposa, hija, etcétera. Me refiero a ser querida, valorada y mimada en su rol de mujer.



Esto se experimenta en la milonga. Cuando hay milongueros, claro. Y con esto me refiero a los “viejos” (no exclusivamente de edad sino por educación y tradición), sabios y varoniles (y no digo machistas para no crear confusión), milongueros. Milongueros de pura cepa, esos que siempre van bien empilchados, que te reciben con una sonrisa, que te cabecean de lejos para no comprometerte ni “presionarte” a salir a la pista. Esos que te piropean, te elogian, te abrazan con delicadeza y caballerosidad. Esos que te tratan como si fueras una delicada rosa. Esos, los que nunca se olvidan que están delante de una mujer…

Por eso siempre digo: el tango me cambió la vida. Después de años de estar trabajando, ser independiente, pagar las cuentas, viajar por el mundo e incluso hasta solucionar el cuerito de la canilla y otros enseres que nos tocan a muchas, volví a dejarme llevar por un hombre, entregada a su abrazo y la música del tango. Me entrego, el hombre me abraza.
Y digo: “¡Qué afortunada, en la milonga soy solo una mujer!”.

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