jueves, 22 de marzo de 2007

LUCHAS CON PERSPECTIVA DE GENERO

La dictadura militar y la desarticulación de las luchas populares
31 años después del golpe más sangriento de la historia Argentina , cuando ya nadie pone en duda el carácter genocida de la dictadura militar y cuando muchxs de lxs que hoy claman por los derechos humanos prefieren olvidar viejos silencios y complicidades, nos gustaría hacer alguna reflexión sobre las consecuencias del golpe sobre las luchas populares encaradas con alguna perspectiva de género, ya que la dictadura representó un genocidio humano y económico, pero también una masacre de las luchas, incluidas las de género.
La finalidad del golpe de estado fue la de desarticular la lucha popular organizada, única manera de imponer un plan económico que aún perdura y cuyas consecuencias sociales son por todxs conocidas. El secuestro, la tortura, el robo de niñxs como botín de guerra, la desaparición forzada de personas y los asesinatos masivos no fueron sino las condiciones necesarias para imponer un liberalismo salvaje a la medida del salvajismo de los dictadores y de los sectores civiles que promovieron el golpe de estado y se enriquecieron a la sombra de los fusiles. En materia de género, la dictadura representó un duro golpe que todavía no fue debidamente reconocido, porque desarticuló y produjo un estancamiento en los movimientos feministas y de liberación homosexual que venían desarrollándose desde la década anterior. Se produjo un enorme retroceso, imponiéndose roles de género tradicionales, que relegaban a las mujeres a espacios domésticos y les demandaban una actitud pasiva en todo. La Iglesia fue erigida en la autoridad moral que determinaba roles y modos de comportamiento y vinculación para todxs los hombres y las mujeres.
En Argentina, a tono con el origen y desarrollo en otros países de los movimientos feminista y de gays y lesbianas , y en gran parte por la creciente incorporación de mujeres en el mercado de trabajo a partir de la década del 50, se conforman reuniones de reflexión sobre la cuestión feminista. Sin embargo, al analizar el desarrollo de reflexiones y reivindicaciones feministas en la década del ´70 no podemos limitarnos en nuestro país sólo a la existencia de organizaciones de mujeres claramente embanderadas con el feminismo, sin atender al proceso, individual y político, que la gran cantidad de mujeres militantes en los sectores de izquierda hicieron, truncado de la manera más violenta y cruel por la dictadura. Es una deuda pendiente el abordar seriamente los cuestionamientos de género que comenzaron a surgir a partir de la intensa y comprometida participación de estas mujeres en los movimientos políticos y sociales de las décadas de los ´60 y ´70, necesarios para la recomposición del movimiento feminista desde 1983 en adelante.
La cuestión homosexual en nuestro país, se había manifestado públicamente en 1968 mediante la publicación de una revista llamada "Nuestro Mundo", y con el posterior surgimiento, en 1971 del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que intentó plasmar las reivindicaciones homosexuales en la sociedad de los ´70. Sin embargo, tanto para las feministas como para homosexuales, el enemigo principal era la Iglesia con su enorme poder. El golpe de Estado fue una alianza de sectores reaccionarios en lo social con sectores liberales en lo económico. En los siete años que duró la dictadura, todos estos movimientos fueron fuertemente golpeados hasta ser casi aniquilados. Lxs principales referentes del FLH tuvieron que partir al exilio. Tal fue el caso de Néstor Perlongher (exiliado en Brasil) o Blas Matamoro y Héctor Anabitarte (exiliados en España).
El secuestro y desaparición de personas frenó las reivindicaciones de toda clase, sobre todo de las feministas y lxs homosexuales, que no sólo eran blanco de los militares en términos de represión política y desaparición física, sino que sufrieron también el embate del discurso religioso y conservador de la Junta a nivel social, que se plasmó en todas las instituciones (escuelas, legislación, iglesia, etc.), y que significó un terrible retroceso en cuanto a la lucha por el reconocimiento de la diversidad sexual, de los derechos sexuales y reproductivos, del derecho al aborto, etc. La sociedad argentina debió marchar al paso de las botas militares, que querían mujeres amas de casa, madres y sobre todo sometidas. Los hombres debían ser machos heterosexuales. Las lesbianas en este esquema no existían. Las travestis tampoco. En la oscuridad, mientras tanto, las mujeres y lxs militantes homosexuales sufrían el ensañamiento de la tortura sobre sus cuerpos focalizada en su sexualidad y genitalidad. El trato que recibieron las personas homosexuales –se calcula que hay alrededor de 400 desaparecidxs-, fue especialmente sádico y violento, y las mujeres eran sometidas a violaciones y humillaciones sexuales sistemáticas. La apropiación del cuerpo de las mujeres se extendió también, al nacer sus hijxs en cautiverio, a ellxs, en lo que hoy sabemos que fue un método sistemático de robo de niñxs.
Aun con el fin de la dictadura, la homofobia se hizo su espacio, ya que en el informe oficial de la CONADEP, el "Nunca Más", el trato "especial" hacia las personas gltb fue silenciado e invisibilizado, por presiones del ala católica de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), con la anuencia de otros organismos . En el mismo informe, se detalla que las mujeres fueron el 30 por ciento de lxs desaparecidxs, y el 3eran mujeres que estaban embarazadas.
Mientras tanto, la resistencia también comenzaba a gestarse con un sesgo de género. Por diversos motivos, entre los que se encontraba la idea -luego refutada- de que no se llevarían mujeres, las madres de lxs desaparecidxs, que habían comenzado individualmente la búsqueda de sus hijxs, comenzaron a convocarse y a marchar en Plaza de Mayo. El sábado 30 de abril de 1977, trece mujeres se reunieron en Plaza. Se habían conocido y reconocido en las oficinas a las que acudían buscando información. Luego comenzaron a encontrarse los jueves, y la orden de no permanecer quietas y circular, fue la que finalmente dio origen a las rondas alrededor de la pirámide, que recorrerían el mundo y abrirían los ojos, en nuestro país y en el exterior, a lo que muchxs no querían ver. Su vida cotidiana (en su mayoría eran "amas de casa") fue trasnformada y atravesada por un violento ingreso a la militancia y al ámbito público .
texto tomado de La Fogata

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