Extraído de El Periodico
Una biblioteca popular nuclea a grupos de estudio y debate. Los chicos dicen que se habla de ellos sólo si se trata de alcohol o drogas.
Crisálida es el nombre de un reciente emprendimiento bibliotecario de género, diversidad afectivo sexual y derechos humanos, y, bajo su influencia, comenzaron a surgir una serie de grupos de estudio y análisis, conformados en su gran mayoría por jóvenes que promedian los 20 años. Las temáticas que los convocan: las problemáticas de género, los derechos sociales, económicos y culturales, y las políticas públicas. “Somos un conjunto de chicos que queremos cambiar lo que no está bien en nuestra sociedad”, dice Victoria Nalín, estudiante de Psicología, mientras su compañera Sofía Fe agrega: “Claro que si pretendemos un cambio, tenemos que estudiar y aprender para poder accionar”.
Las dos pertenecen al grupo dedicado al tratamiento de los derechos sociales, económicos y culturales. “Por ahora, estamos en proceso de conocimiento y concientización sobre los derechos humanos, su aplicación y su problemática; más adelante comenzaremos con un voluntariado”, explican Gonzalo Galíndez y Rodrigo Méndez (Psicología), también integrantes del equipo, para quienes “es indispensable aprender para poder proyectarse y ayudar”. “A pesar de su difusión y de la creación de organismos de defensa, hay derechos que no se cumplen”, interviene Javier Medina, estudiante de Abogacía, y coincide con el resto en afirmar que estos encuentros están motivados no sólo porque “la realidad muestra necesidades y problemas que deben ser solucionados”, sino también “porque hay que romper con el individualismo dominante, esto de que no me importa o no hacerme cargo de lo que le pase al otro, y animarse a ser solidario y acompañar, ya que la pobreza, por ejemplo, es un drama que nos atañe a todos”.
Idealismo vs. práctica
Escucharlos hablar de sus intenciones recuerda la mística social de los 70. “Hay una diferencia; no se trata de eso, porque ese momento estuvo marcado por una política y una ideología revolucionaria de cambio que incluía hasta la toma del poder”, analiza Carmen, para agregar que ellos pertenecen a la generación pos Guerra Fría, con una realidad política completamente distinta, que busca solidarizarse y cambiar las cosas desde la práctica y aplicación de los derechos.
A pesar de ciertos temores que los chicos reconocen ligados a resabios de la dictadura militar, decidieron involucrarse “para transformarse y poder producir una diferencia”, pues reconocen que cuando se trata de los jóvenes, tanto los medios como los adultos, “sólo hablan de alcohol o drogas”.
Para todos los interesados en sumarse y participar, Crisálida funciona en un conocido pub temático de Rivadavia 435. Los miércoles a partir de las 16 se reúne el grupo dedicado al estudio de los derechos sociales, económicos y culturales; los viernes, desde las 17, el de políticas públicas, mientras que los sábados, también desde las 17, el que trata las problemáticas de género.
Activismo y desarrollo
Más allá del encuentro con los libros, el juego y el diálogo, la biblioteca popular se ha convertido en un espacio político, pensado como lugar de articulación de investigadores del campo de los estudios culturales y activistas que trabajan por la promoción de los derechos de orientación sexual y la identidad de género; contra las regulaciones culturales y las legislaciones represivas y discriminatorias.
En el seno del nucleamiento, y a pesar del poco tiempo de funcionamiento, ya han surgido una serie de iniciativas que hacen pie en la promoción de los derechos humanos, especialmente en lo referente a los derechos de género y el respeto por la diversidad afectivo sexual. Ciclos de cine, programas de radio y festivales contra la discriminación forman parte de sus proyectos. “También estamos abocados en el diseño de un programa de alfabetización para personas trans (travestis, transexuales y transgénero), ya que por su condición se vieron obligadas a abandonar la escuela o los estudios superiores”, destaca Gustavo Díaz Fernández, secretario de la comisión directiva de la biblioteca.
Día de lucha
Para celebrar el Día Mundial Contra la Homofobia, Crisálida junto al Área Queer NOA y El Árbol de Galeano, organizaron, en la madrugada del domingo 17 de mayo, un concierto en el que se presentaron las “Gomas de Eva” y luego Fito Bouvet con Movimiento Femenino MC.
El 17 de mayo de 1990 la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) suprimió la homosexualidad de la lista de las enfermedades mentales.
Con la declaración del Día Internacional contra la Homofobia, se pretendía acabar con casi un siglo de homofobia médica y discriminación sistemática contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT).
Sin embargo, la realidad internacional para este colectivo no por eso ha cambiado mucho. Todavía existen nueve países en el mundo en donde se condena con la pena de muerte a las personas homosexuales, bisexuales y transexuales. En más de la mitad de los países la discriminación contra la comunidad LGTB rompe todos los acuerdos internacionales y vulnera sistemáticamente los derechos humanos, incluso los más elementales.
Para Area Queer NOA y Crisálida, Biblioteca popular de género, diversidad afectivo sexual y DDHH, celebrar el 17 de mayo supuso reforzar la solidaridad con todas las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales del mundo entero y en especial de nuestra región y reafirmar el compromiso con quienes en cualquier parte sufren las consecuencias de la homofobia y la transfobia.
“Pretendemos accionar en la sociedad civil para llevar el debate al seno de las instituciones, las escuelas, los barrios, etcétera. Homofobia y transfobia son dos formas de discriminación que no deben tener lugar en nuestra sociedad, por constituir dos prácticas que atentan contra la convivencia, contra el respeto a la diferencia, contra la diversidad y contra los derechos humanos, pilares que deben sustentar cualquier sociedad democrática y plural”, sostuvo Díaz Fernández, quien agregó que se hace un llamamiento a todas las instancias, locales, nacionales e internacionales para que inscriban este día en su agenda oficial, siguiendo el ejemplo de otras fechas de conmemoración y lucha por la igualdad, como el Día Internacional contra el Racismo, el Día de las Mujeres o el Día Mundial de Lucha contra el Sida.
Las dos pertenecen al grupo dedicado al tratamiento de los derechos sociales, económicos y culturales. “Por ahora, estamos en proceso de conocimiento y concientización sobre los derechos humanos, su aplicación y su problemática; más adelante comenzaremos con un voluntariado”, explican Gonzalo Galíndez y Rodrigo Méndez (Psicología), también integrantes del equipo, para quienes “es indispensable aprender para poder proyectarse y ayudar”. “A pesar de su difusión y de la creación de organismos de defensa, hay derechos que no se cumplen”, interviene Javier Medina, estudiante de Abogacía, y coincide con el resto en afirmar que estos encuentros están motivados no sólo porque “la realidad muestra necesidades y problemas que deben ser solucionados”, sino también “porque hay que romper con el individualismo dominante, esto de que no me importa o no hacerme cargo de lo que le pase al otro, y animarse a ser solidario y acompañar, ya que la pobreza, por ejemplo, es un drama que nos atañe a todos”.
Idealismo vs. práctica
Escucharlos hablar de sus intenciones recuerda la mística social de los 70. “Hay una diferencia; no se trata de eso, porque ese momento estuvo marcado por una política y una ideología revolucionaria de cambio que incluía hasta la toma del poder”, analiza Carmen, para agregar que ellos pertenecen a la generación pos Guerra Fría, con una realidad política completamente distinta, que busca solidarizarse y cambiar las cosas desde la práctica y aplicación de los derechos.
A pesar de ciertos temores que los chicos reconocen ligados a resabios de la dictadura militar, decidieron involucrarse “para transformarse y poder producir una diferencia”, pues reconocen que cuando se trata de los jóvenes, tanto los medios como los adultos, “sólo hablan de alcohol o drogas”.
Para todos los interesados en sumarse y participar, Crisálida funciona en un conocido pub temático de Rivadavia 435. Los miércoles a partir de las 16 se reúne el grupo dedicado al estudio de los derechos sociales, económicos y culturales; los viernes, desde las 17, el de políticas públicas, mientras que los sábados, también desde las 17, el que trata las problemáticas de género.
Activismo y desarrollo
Más allá del encuentro con los libros, el juego y el diálogo, la biblioteca popular se ha convertido en un espacio político, pensado como lugar de articulación de investigadores del campo de los estudios culturales y activistas que trabajan por la promoción de los derechos de orientación sexual y la identidad de género; contra las regulaciones culturales y las legislaciones represivas y discriminatorias.
En el seno del nucleamiento, y a pesar del poco tiempo de funcionamiento, ya han surgido una serie de iniciativas que hacen pie en la promoción de los derechos humanos, especialmente en lo referente a los derechos de género y el respeto por la diversidad afectivo sexual. Ciclos de cine, programas de radio y festivales contra la discriminación forman parte de sus proyectos. “También estamos abocados en el diseño de un programa de alfabetización para personas trans (travestis, transexuales y transgénero), ya que por su condición se vieron obligadas a abandonar la escuela o los estudios superiores”, destaca Gustavo Díaz Fernández, secretario de la comisión directiva de la biblioteca.
Día de lucha
Para celebrar el Día Mundial Contra la Homofobia, Crisálida junto al Área Queer NOA y El Árbol de Galeano, organizaron, en la madrugada del domingo 17 de mayo, un concierto en el que se presentaron las “Gomas de Eva” y luego Fito Bouvet con Movimiento Femenino MC.
El 17 de mayo de 1990 la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) suprimió la homosexualidad de la lista de las enfermedades mentales.
Con la declaración del Día Internacional contra la Homofobia, se pretendía acabar con casi un siglo de homofobia médica y discriminación sistemática contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT).
Sin embargo, la realidad internacional para este colectivo no por eso ha cambiado mucho. Todavía existen nueve países en el mundo en donde se condena con la pena de muerte a las personas homosexuales, bisexuales y transexuales. En más de la mitad de los países la discriminación contra la comunidad LGTB rompe todos los acuerdos internacionales y vulnera sistemáticamente los derechos humanos, incluso los más elementales.
Para Area Queer NOA y Crisálida, Biblioteca popular de género, diversidad afectivo sexual y DDHH, celebrar el 17 de mayo supuso reforzar la solidaridad con todas las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales del mundo entero y en especial de nuestra región y reafirmar el compromiso con quienes en cualquier parte sufren las consecuencias de la homofobia y la transfobia.
“Pretendemos accionar en la sociedad civil para llevar el debate al seno de las instituciones, las escuelas, los barrios, etcétera. Homofobia y transfobia son dos formas de discriminación que no deben tener lugar en nuestra sociedad, por constituir dos prácticas que atentan contra la convivencia, contra el respeto a la diferencia, contra la diversidad y contra los derechos humanos, pilares que deben sustentar cualquier sociedad democrática y plural”, sostuvo Díaz Fernández, quien agregó que se hace un llamamiento a todas las instancias, locales, nacionales e internacionales para que inscriban este día en su agenda oficial, siguiendo el ejemplo de otras fechas de conmemoración y lucha por la igualdad, como el Día Internacional contra el Racismo, el Día de las Mujeres o el Día Mundial de Lucha contra el Sida.
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