martes, 27 de noviembre de 2007

Repercusion Prensa Jornadas sobre Género y Derechos Humanos

Notas aparecidas en el Tribuno de Salta

Debate sobre feminismo y movimientos sociosexuales


Expusieron abogados, periodistas, activistas, y una diputada nacional, entre otros. El eje: el derecho a la identidad.



Las II Jornadas de Género y Derechos Humanos, organizadas por el Grupo 'Pensar el Género' y la Comisión de la Mujer de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, se desarrollaron días pasados. En ese espacio se debatió acerca del actual movimiento coyuntural, 'en el que puede emerger un paradigma social, político y académico, donde los sujetos puedan pensarse desanclados de las identidades sexuales que los aferran al cuerpo y a la genitalidad', señaló Fernando Pequeño, estudiante de Antropología Social de la UNSa.

Las jornadas tuvieron como expositores a abogados, periodistas, mujeres cooperativistas, activistas y a la diputada del Partido Socialista, Silvia Augsburger, autora de un proyecto de ley que busca garantizar el derecho de los ciudadanos a cambiarse el nombre cuando éste no se corresponde con su identidad de género.

Este debate propiciado desde ámbitos institucionalizados apunta a generar un lugar común de encuentro para la comunidad diversa que se construye alrededor del género. El contexto natural de esta controversia fue desde un comienzo -dice- el movimiento feminista. 'El feminismo explota como movimiento social en los 70, y a partir de los 80 empieza a incorporar a varones heterosexuales que cuestionan el patriarcado.

Luego se suman varones homosexuales, lesbianas y transgéneros. Así se unen al feminismo las teorías y luchas de los movimientos sociosexuales, conocidos bajo la sigla GLTTBI (Gay Lésbico Transexual Travesti Bisexual Intersexual)', explicaron los organizadores de las jornadas.

Los estudios de las masculinidades confluyen en la teoría feminista 'porque allí encuentran una herramienta fundamental para pensar lo social: el deconstructivismo de las categorías ya construidas por la propia academia (intelectuales) y por al ciencia', añade.
El paradigma más cuestionado es el del 'patriarcado', que explica una forma de estar en el mundo, 'adoptada por las personas en su vida cotidiana, pero pensada también como categoría política y de análisis intelectual'.

Las demandas

Los movimientos sociosexuales confluyen en una demanda fundamental dirigida al Estado: el derecho a la identidad. Rodrigo Liendro, estudiante de Historia y miembro del Grupo 'Pensar el Género', sostuvo al respecto: 'Lo que se hace actualmente es construir en base a las diferencias. Esa diferencia termina siendo tolerada por el Estado, pero nunca incorporada a la matriz universal del género humano'.

Liendro ejemplificó: 'En Capital Federal, Rosario de Santa Fe y Río Negro las parejas del mismo sexo pueden acceder a una 'unión civil'. Sobre la base: los mismos derechos, los mismos nombres, se está impulsando una ley para que se hable de 'matrimonio' entre personas de un mismo sexo'.

Pequeño consideró que, al evidenciar constantemente las diferencias, esos grupos quedan anclados en identidades cerradas, se fragmentan y se cierran a sus propios intereses. Se cae en la singularidad, desplazando el eje de la universalidad, donde todos somos ciudadanos iguales. Por eso, para evitar los guetos, hay que construir y diluir al mismo tiempo; para que las diferentes sexualidades terminen siendo incorporadas a lo universal', concluyó.

la entrevista/ Silvia Augsburger, diputada nacional del PS
''Existe un sexo psicosocial que se construye''

Presentó un proyecto de ley que permite a las personas modificar su nombre y sexo en el DNI, sin tener que someterse a una operación genital y sin procedimiento judicial.

¿Cuál es la finalidad del proyecto de ley que presentó en Diputados?
La Ley de Identidad de Género apunta a permitir el cambio registral de sexo y de nombre con el que las personas son inscriptas al momento de nacer, reconociendo que el sexo es una construcción cultural y que existen minorías sexuales cuya identificación psicológica no coincide con la identificación anatómica con la que figuran en el DNI.

Hablar de la construcción cultural del sexo es plantear un nuevo paradigma.
En la mayor parte de lo países donde existen este tipo de normas existe ese reconocimiento: que el sexo no es sólo el genético, el anatómico o el morfológico, sino que también hay un sexo psicosocial que se construye. Independientemente de que se reconozca o no esta teoría, creo que tenemos que aceptar que existen personas cuya identidad sexual no se corresponde con el sexo anatómico. Y que esas personas tienen derecho a su identidad, a ser respetadas de acuerdo a cómo se autoperciben. Esa es una cuestión que está garantizada en la Constitución Nacional. El artículo 19 dice que todas aquellas acciones que no afecten a terceros están sólo reservadas a Dios o a nuestras propias acciones, y exentas de la autoridad de los magistrados y de las acciones del Estado. Lo que estamos haciendo con esta ley es habilitar ese derecho que hoy está restringido.

¿Hablamos de personas que cambiaron de sexo quirúrgicamente o la ley es más abarcativa?
El único requisito que estamos planteando en la ley es que haya una contradicción entre el sexo morfológico con el que fueron inscriptos y el sexo autopercibido por la persona, y que esa contradicción tenga una persistencia en el tiempo. Es decir, que se pueda demostrar con alguna prueba fehaciente que esa persona se siente varón o mujer desde hace un tiempo prudencial.

¿Existe la posibilidad de dar marcha atrás?
No está planteado en la ley. En general, los casos que conocemos son personas que han construido su identidad sexual y que han iniciado acciones legales para poder ser lo que ellas sienten.

¿Hay antecedentes de este tipo de presentaciones en el Congreso?
Sí, parciales. Hay una iniciativa del diputado Alfredo Bravo, que habilitaba un procedimiento, pero también por vía judicial; y un proyecto de María José Lubertino. Creo que es un debate que no está dado en el Congreso. Nuestra iniciativa a lo mejor no es la mejor, pero queremos que se abra ese debate. Es auspicioso que la hayan firmado diputados y diputadas de todos los bloques políticos. Soy optimista en que será tratada el próximo año.

¿Y en Latinoamérica existen precedentes?
No, ninguno. Nosotros tomamos como principal antecedente una ley española, aprobada hace poco tiempo.

La entrevista/ Silvia Augsburger, diputada nacional del PS

''Existe un sexo psicosocial que se construye''

Presentó un proyecto de ley que permite a las personas modificar su nombre y sexo en el DNI, sin tener que someterse a una operación genital y sin procedimiento judicial.




¿Cuál es la finalidad del proyecto de ley que presentó en Diputados?
La Ley de Identidad de Género apunta a permitir el cambio registral de sexo y de nombre con el que las personas son inscriptas al momento de nacer, reconociendo que el sexo es una construcción cultural y que existen minorías sexuales cuya identificación psicológica no coincide con la identificación anatómica con la que figuran en el DNI.

Hablar de la construcción cultural del sexo es plantear un nuevo paradigma.
En la mayor parte de lo países donde existen este tipo de normas existe ese reconocimiento: que el sexo no es sólo el genético, el anatómico o el morfológico, sino que también hay un sexo psicosocial que se construye. Independientemente de que se reconozca o no esta teoría, creo que tenemos que aceptar que existen personas cuya identidad sexual no se corresponde con el sexo anatómico. Y que esas personas tienen derecho a su identidad, a ser respetadas de acuerdo a cómo se autoperciben. Esa es una cuestión que está garantizada en la Constitución Nacional. El artículo 19 dice que todas aquellas acciones que no afecten a terceros están sólo reservadas a Dios o a nuestras propias acciones, y exentas de la autoridad de los magistrados y de las acciones del Estado. Lo que estamos haciendo con esta ley es habilitar ese derecho que hoy está restringido.

¿Hablamos de personas que cambiaron de sexo quirúrgicamente o la ley es más abarcativa?
El único requisito que estamos planteando en la ley es que haya una contradicción entre el sexo morfológico con el que fueron inscriptos y el sexo autopercibido por la persona, y que esa contradicción tenga una persistencia en el tiempo. Es decir, que se pueda demostrar con alguna prueba fehaciente que esa persona se siente varón o mujer desde hace un tiempo prudencial.

¿Existe la posibilidad de dar marcha atrás?
No está planteado en la ley. En general, los casos que conocemos son personas que han construido su identidad sexual y que han iniciado acciones legales para poder ser lo que ellas sienten.

¿Hay antecedentes de este tipo de presentaciones en el Congreso?
Sí, parciales. Hay una iniciativa del diputado Alfredo Bravo, que habilitaba un procedimiento, pero también por vía judicial; y un proyecto de María José Lubertino. Creo que es un debate que no está dado en el Congreso. Nuestra iniciativa a lo mejor no es la mejor, pero queremos que se abra ese debate. Es auspicioso que la hayan firmado diputados y diputadas de todos los bloques políticos. Soy optimista en que será tratada el próximo año.

¿Y en Latinoamérica existen precedentes?
No, ninguno. Nosotros tomamos como principal antecedente una ley española, aprobada hace poco tiempo.

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