viernes, 24 de agosto de 2007

LA PROFE TRAVESTI

El lector diverso
El profesor travesti


Ella estudió el profesorado de Historia. Obtuvo su título. Por puntaje e idoneidad ganó horas de cátedra en escuelas secundarias de Ushuaia. En su documento figura un nombre de hombre. Ella pide ser llamada con nombre de mujer. Y, vestida como mujer, se presenta cada día en el aula para enseñar Historia a sus alumnos adolescentes.

San Martín cruza Los Andes del mismo modo que lo haría si quien lo relata se viste de hombre. La Revolución de Mayo no deja de ser en 1810 porque el docente lleva pollera o pantalón. Juan Manuel de Rosas es derrotado en la Batalla de Caseros en un relato hecho tanto con la boca maquillada o sin maquillaje.

Y es lo que importa.

El resto, la condición física, la orientación sexual, el sexo o la nacionalidad, no puede ser considerado un impedimento para que una persona acceda a un cargo público. Así lo establece la ley.

Ella enseña Historia e Instrucción Cívica, y ninguna autoridad tiene algo malo para decir sobre su desempeño profesional. Y es lo que importa.

"El profesor travesti" la llaman algunos padres; "el hombre vestido de mujer", la bautizan otros; "una buena docente", la nombran los demás.

Ella corrige las pruebas hasta tarde, atenta, a pesar del sueño, como cualquier docente.

Ella pide silencio a los de atrás y, a veces, también se tienta de risa por el chiste del chistoso del curso, como cualquier docente.

Ella va por los bancos y, cada tanto, le señala a alguien una falta de ortografía, como cualquier docente.

Ella repite lo que no se entendió, algunas cosas las anota en el pizarrón y otras las dicta.

Ella vuelve a explicar hasta que se entienda, como cualquier docente.

Ella es feliz cuando se entendió, como cualquier docente.

Y es lo que importa.

No existe ninguna norma que impida a un transexual desempeñarse como docente.

Ella enseña Historia y Cívica, y ha obtenido un buen puntaje en las observaciones de rutina a las clases, que realiza personal especializado en los colegios.

Y es lo que importa.

"Un hombre disfrazado de mujer", la definen algunos padres; "un travesti", dicen otros; "explica muy bien", dicen de ella muchos de sus alumnos.

Ella estudió para enseñar Cívica a sus alumnos adolescentes, y cada día se presenta en el aula para hacerlo.

El Preámbulo de la Constitución nacional es el mismo, y en nada cambian sus artículos, por ser explicados por alguien cuya elección sexual concuerda o no concuerda con lo que dice en su documento.

La conformación de la Cámara de Diputados o del Senado no deja de ser como es por la orientación sexual de quien la describe frente a un curso.

Las leyes son para respetar, y no es de otra forma porque la frase la dicte alguien de blusa o alguien de corbata.

Y es lo que importa.

El resto son los prejuicios, la manía de querer excluir en vez de incluir.

Por Mex Urtizberea
Para LA NACION

1 comentario:

Cain dijo...

saludos de chile

me ha encantado vuestro blog

http://www.caincamus.cl.kz