martes, 26 de agosto de 2008

ECONOMÍAS - texto de Marta Ofelia Valoy

-Hamlet. Qué te trae a Elsinor?
-Horacio. Señor, vine a ver los funerales de vuestro padre
-Hamlet. Por favor compañero estudiante, no te burles de mí. Creo que fue para ver la
boda de mi madre
-Horacio. Desde luego señor, ha seguido muy pronto.
-Hamlet. Economía Horacio, ahorro: los pasteles del entierro sirvieron como fiambres
para las mesas de la boda. Ojala me hubiera encontrado con mi peor enemigo
en el cielo antes de ver ese día. 1

La cita pertenece a la inmortal obra de Shakespeare: “Hamlet. Su amarga ironía me resonó en la Feria del Libro infantil cuando una reconocida docente de de Lingüística de la Universidad de Buenos Aires respondió: elemental economía, mi querida, a la pregunta de porqué se insistía en el panel en usar el lenguaje sexista, que se reproducía en todos los discursos y hasta en los textos para niñas y niños. Luego añadió: ¿te imaginas diciendo a cada paso los niños y las niñas, si cuando decimos niños están incluidas las niñas? El genérico nos libera de esta incomodidad.”. Declaración para nada inocente que invisibiliza lo femenino y luego, en el espacio social y en el doméstico, se traduce en discriminación y hasta en violencia contra las mujeres. Esa economía luego se legitimará en la escuela, porque ahí, de esas cosas no se habla.
Los partidarios de la pena de muerte y de la mano dura siguen la misma lógica; expresan sin pudor, que el estado no puede invertir recursos en mantener delincuentes. Los espantosos sucesos en la cárcel de Santiago del Estero, ocurrida en noviembre del 2007 y que terminaron con el estremecedor saldo de 32 reclusos calcinados, hablan a las claras de esa economía perversa. El discurso oficial no se hizo esperar para justificar el horror: “técnicamente fue el resultado de un intento de fuga., los reclusos provocaron el incendio para una crear una confusión que les facilitara la fuga”. La conmoción en una sociedad perturbada por una sensación de inseguridad, es breve. Para ellos no habrá conmiseración, ni marchas de antorchas: son delincuentes y para peor, pobres. Pero,… ¿quiénes eran?, ¿por qué estaban presos? ¿por qué se amotinaron?. Por economía, se omite decir que todos eran de origen humildísimo, casi indigentes, que estaban en condiciones de hacinamiento en una cárcel superpoblada, que recibían malos tratos, que muchos de ellos estaban presos por delitos menores, que otros, estaban sin sentencia desde hacía mucho tiempo, que según algunos testigos, les cerraron las puertas cuando se produjo el siniestro y así no pudieron escapar al humo y a las llamas, que la masacre pudo evitarse. Todo esto se omitió por economía, al servicio de un imaginario absolutorio y complaciente.
En los tristes sucesos del 2001, en Tucumán, un humilde vendedor de sandías de 21 años que sostenía a su familia con el producto de la venta callejera, muere alcanzado por una bala. Esta muerte no se investiga, su crimen queda impune. No cotiza como ciudadano, y por economía no cuenta entre los asesinados en el país, ese día de furia.
En Tucumán, un funcionario del gobierno, del hoy senador Julio Miranda, roba el dinero destinado a los comedores escolares. Robaba a los pobres entre los pobres. No hubo pan ni leche, por un tiempo, en las escuelas donde los niños y las niñas se desmayan de hambre. Por economía, no se continúa con el juicio. Después de varios años aún no está en la cárcel, por economía esta invisibilizado, en algún cargo intrascendente, libre e impune.
También en nuestra provincia de Tucumán, rige una Ley de educación que incluye la enseñanza de Religión en todas las escuelas, incluidas las públicas. En realidad, sólo se enseña dogma católico. Sin duda, fue una laboriosa construcción basada en una economía que ignora el respeto a la diversidad, y aporta a la discriminación religiosa. Una construcción posible desde el desprestigio de los derechos humanos y de los principios básicos de equidad, en una sociedad que vota a un genocida en la democracia.
El neoliberalismo de finales del siglo pasado, su globalización, y la caída en desgracia de toda otra cosa que no sea el pragmatismo, ha dejado un tendal de víctimas. En la lógica del mercado se economiza lo que no es rentable, se ahorra y se descarta lo que no tiene valor en términos de beneficios económicos o no sirven para sostener el poder. Los ejemplos hablan de eso.
Empieza el juicio oral a uno de los criminales más feroces de la dictadura argentina: Antonio Domingo Bussi. Sus partidarios no lo reivindican, no dicen que no es asesino, ni ladrón, mi genocida, sino que tuvo cargos electivos en la democracia. Cuando torturó, mató y desapareció a cientos de personas estaba haciendo economía, limpieza de subversivos para salvar nuestro estilo de vida. Recordemos que por economía entraban en esta categoría todos lo que no estuvieran de acuerdo con la dictadura, y el plan económico que se instauraba a partir de ella: estudiantes, docentes , investigadores, gremialistas, militantes de diversos partidos políticos, funcionarios que se habían resistido a la corrupción y hasta niños y niñas que fueron llevados junto a sus padres.
Frases de un aterrador cinísmo, aún cruzan a la sociedad tucumana y habla a las claras de una feroz economía de reflexión :”A mi no me pasó”, “Han pasado muchos años, hay que olvidar””los zurdos se ensañana con un pobre anciano”. Cuesta andar en una ciudad dividida, donde los raros son los que piden justicia, donde la impunidad de tantos años sigue doliendo como una permanente deshonra.
Pero a pesar de todo, los asesinos se dan de bruces con la historia, la justicia los alcanza y es el resultado de la lucha de los militantes y la esperanzada persistencia de los familiares de las víctimas. Los dictadores=desaparecedores perdieron el sueño largamente acariciado, de matar la memoria junto con sus víctimas. Aquí de nuevo aporta sentido el inmortal Sheakespeare .Leemos en su obra Macbeth: ”Si el asesinato pudiera echar la red sobre las consecuencias, y , con su cesación asegurar el éxito de modo que sólo ese golpe fuera el total y el fin, aquí mismo, en este banco , en este bajío del tiempo, saltaríamos a la vida venidera. Pero en estos casos seguimos siempre sometidos a juicio aquí, ya que no hacemos sino enseñar lecciones de sangre, que una vez enseñadas, regresan para asolar al inventor” …2
Hoy una figura emblemática del terrorismo de estado, está sentada en el banquillo, en las puertas del infierno que él mismo inventó, esta frente a sus propios crímenes y con su cómplice-enemigo al lado. Están juntos para afrontar el asedio de las víctimas que se levantan silenciosas en medio del juicio y los miran desde una foto antigua, eternamente jóvenes, mientras las voces de los militantes, que aguantan en la calle, hacen agujeros en el silencio de la sala: “como a los nazis les va a pasar adonde vayan los iremos a buscar”…Bussi asesino la cárcel es tu destino”…
El asesino escupe mentiras, agravia a las víctimas y llora en un montaje teatral. Permanece en un espacio de irrealidad y obcecación como si los cambios que experimentó la sociedad no hubieran ocurrido. En sus ojos vidriosos aún transita el odio y la soberbia. Sin embargo, la democracia que el pisoteo, le garantiza un juicio imparcial.
Un cartel que porta una militante de la agrupación H.I.J.O.S, reza: Lo imposible solo tarda un poco más. Cuando se busca verdad y justicia, cuando de honrar la vida se trata, no hay economías.



Marta Ofelia Valoy
Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Fac. de Fil. Y Letras de la UNT
Familiar de desaparecidos en la dictadura militar

1 Shakespeare, Willam, Hamlet, acto I escena II, Edic. Planeta. Traducción: José Maria Valverde, Bs.As.2007
2 Shakespeare, Willam, Mcbeth, acto I escena VII, Edic. Planeta. Traducción: José Maria Valverde, Bs.As.2007

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