Mujeres&Twitter I

@lauracambra

Antes que nada soy un ser humano.

Soy un ser humano y, como tal, igual a todos los demás seres humanos que habitan el planeta. Desde esa perspectiva, las cuestiones de género no existen.

Pero aún así, me parece necesario celebrar el Día Internacional de la Mujer.

Porque entiendo que mi perspectiva no es la más usual ni la que rige a la hora de practicar una igualdad que es tan natural como respirar y que no debería ser siquiera motivo de consideración.

Porque creo que sólo a partir de la conciencia podemos educar a los hombres y mujeres del futuro, aquellos para quienes la humanidad será más importante que el género.

Porque sé que los grandes cambios culturales se dan a partir de la suma de pequeños gestos individuales.

Porque siento que cada mujer que muere por un aborto mal practicado, que es abusada o víctima de violencia; que no accede a la misma remuneración o a posiciones de decisión que un hombre; o que no puede expresarse libremente es una responsabilidad de todos.

Porque estoy convencida de que la construcción de un mundo más justo en el cual no se vulneren los derechos humanos no es una utopía sino una cuestión de trabajo consciente y constante.

Soy un ser humano y soy mujer. Me niego a un mundo dividido y enfrentado. No concibo que la igualdad sea el resultado de una batalla de la que salí victoriosa. En mi lengua, la que me transmitieron mis padres y la que transmití a mis hijos, los valores y las virtudes son casi siempre de género femenino: ética, verdad, humildad, justicia, caridad, compasión, lealtad, libertad, igualdad, por sólo nombrar algunas. Sin embargo, la más utilizada de las expresiones de buena voluntad surge de la combinación de dos palabras e incluye ambos géneros. La hago mía y vaya, entonces, como símbolo de integración en este nuevo Día Internacional de la Mujer: ¡Amor y Paz!

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